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No sé quién fue más ingenuo, si la justicia colombiana por suponer que al traer de vuelta a Colombia a María del Pilar Hurtado y dictarle sentencia condenatoria por las interceptaciones ilegales que se hicieron en el DAS, la obligaría a confesar la verdad de los hechos o los colombianos que aplaudimos el suceso, sin ponernos a pensar que como siempre, no ocurriría mayor cosa, más allá de la condena.
La carta divulgada con la firma de María del Pilar en la que dice que acudirá a los llamados de la justicia, sin dejar claro si confesará los hechos, es más que diciente, porque con el escrito queda en evidencia que la exdirectora del DAS, poco interés tiene en mencionar el nombre de la persona que le ordenó interceptar ilegalmente a magistrados, periodistas y miembros de la oposición al gobierno de Álvaro Uribe, lo que a la vez hace entender que la justicia siempre quedará como el hazme reír de quienes delinquen, porque pocos están dispuestos a contar los sucesos que les pusieron tras las rejas. Es ahí donde uno se pregunta que será más importante, si la verdad o la cárcel.
Es importante que María del Pilar Hurtado se encuentre en Colombia en manos de la justicia, sí. Pero es más importante conocer el nombre de la persona las personas que ordenaron convertir a toda una entidad del Estado en “Policía Política”, y lo más importante, que confiese también en que manos iba a parar el material y de qué manera sería utilizado. Si la justicia no obtiene esa información, quedaría demostrado un evidente fracaso en su gestión como órgano del poder, porque con eso se demostraría que quien comete un delito, poco le importa pasar unos años tras las rejas con tal de cuidarle la espalda a quien le dio instrucciones para que en nombre de la patria se prestara a ilícitos.
En este caso es más importante conocer la verdad de los hechos, que tener a una persona pagando una pena, porque así de paso se daría la discusión de cómo evitar una repetición de los hechos, porque este vergonzoso capítulo de las chuzadas del DAS, es un episodio que no se puede repetir.
Por eso era necesario tener a María del Pilar Hurtado en Colombia, para que terminara de conocerse la manera en cómo se presentaron estos hechos en el gobierno de la seguridad democrática, y para que el país supiera de una vez acerca de que tan enterado estuvo el presidente de ese entonces, de los seguimientos ilegales, porque si resulta muy curioso que un mandatario como Álvaro Uribe que acostumbraba a enterarse del más mínimo detalle en materia de seguridad y orden público, no se preocupara, si quiera por preguntar cómo se obtuvo esta información.
Ese tipo de operativos no se hacen de manera espontánea y a la libre decisión de cualquier detective. Detrás de cada actuación, existe la orden de algún directivo que da la instrucción de organizarse estructuralmente para abordarla, y esas son las preguntas que el país necesita que se le responda, ¿Quién dio la orden de interceptar?; ¿de qué manera sería utilizada esta información? y ¿Quiénes hicieron parte de esta operación de seguimientos ilegales?
Si esas preguntas no obtienen la respuesta correspondiente, entonces surge otro interrogante, ¿para que trajeron a María del Pilar Hurtado?
@sevillanojarami
