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Debo confesar que no he sido petrista, ni mucho menos de izquierda y, recordarán además que fui crítico de la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá y que en la campaña presidencial de 2018 voté en blanco. Sin embargo, considero que esto no es excusa para pensar las cosas y evitar que la mediocridad de Iván Duque se reencauche en Federico Gutiérrez y sigamos caminando en un terreno de arenas movedizas por cuenta de una gestión que no vale la pena extender en el tiempo.
Colombia requiere cambios de fondo en el manejo de la salud, de las pensiones, en el agro, nuevas apuestas en lo económico, mejorar sus relaciones internacionales con el vecindario, dar un vuelco en la lucha contra el narcotráfico, reforzar la política de reparación a las víctimas, lo mismo que la restitución de tierras.
Nos guste o no, es el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, quien tiene en su agenda los puntos que el país requiere cambiar y que pide a gritos el colombiano que se levanta todos los días pensando en qué darles de comer a su familia, de donde va a sacar para los útiles del colegio de sus hijos, con qué pagar los pasajes del bus que debe tomar para ir a su lugar de trabajo y regresar a su casa.
Son los cambios que piden también las mujeres y hombres que habitan en los diferentes municipios y veredas del país, que no cuentan con un trabajo digno que les permita cotizar para una pensión y ahorrar para una vivienda o mejorar la que tienen. Además, requieren de unos servicios médicos adecuados y una educación de calidad para sus hijos.
Estas son las necesidades que tienen la mayoría de los colombianos y que han sido ignoradas por los intereses de un minúsculo círculo de poder que ha gobernado este país y lucha todos los días para no dejarse sacar para así continuar saqueando las arcas públicas. Es por esto que no es extraño que al candidato de izquierda se le tilde de populista: porque se atreve a proponer las soluciones que estas personas en ciudades, municipios y veredas desean que se empiecen a ejecutar y que no se queden solo en promesas.
La tarea no es fácil porque Petro no solo debe convencer a quienes se encuentran indecisos sino además hacerle frente a la guerra sucia y comentarios mal intencionados e irresponsables que en su contra se empiezan a leer en las redes sociales y a escuchar por los corrillos políticos, y que tienen la clara intención de acabarlo moralmente
Uno de esos comentarios, y debo decir que el que más me ha sorprendido, viene de una persona que estimo bastante: el senador electo Miguel Uribe Turbay, quien ha dicho en repetidas ocasiones que Petro es un peligro, gane o pierda. En un país como Colombia, este tipo de frases bastante irresponsables resultan lesivas porque ponen en riesgo la vida e integridad de la persona, no importa de quien se trate. Es por esto que le pido al nuevo congresista del Centro Democrático pensar antes de hablar, en lugar de hablar para después pensar.
Solo me resta por decir, que Gustavo Petro ha capturado la atención del país, el tiempo dirá si en verdad se la merecía.
