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Hace unas semanas fue radicado en el Congreso de la República un proyecto de ley que busca prohibir las peleas de gallos en Colombia.
Seguramente es una idea bien intencionada y entiendo que lo que busca es impedir que alguien se llene los bolsillos con una actuación natural de dos seres vivientes como los gallos, en este caso los que se denominan como de pelea.
Sin embargo, no dejo de preguntarme si el Estado tiene la capacidad para perseguir la celebración de estos eventos en veredas y municipios, que hacen parte de la tradición en estas poblaciones.
Puede que estas iniciativas les sirvan a los autores para ganar micrófonos y cámaras, pero no favorecen al Estado porque desbordan su capacidad. No veo a la Fiscalía General de la Nación en la tarea de llevar a juicio al dueño de una gallera en un municipio de La Guajira, Amazonas, Vaupés o Casanare, ni a la Policía desplegando un gran operativo para capturarlo. Tampoco imagino a un juez de la república imponiendo sanciones económicas que muy seguramente no se van a pagar por tratarse de lugares en Colombia donde la acción del Estado es prácticamente nula.
Con toda razón, quienes subsisten de esta actividad en municipios y veredas se trasladaron a la capital para manifestar su inconformidad con el proyecto, porque son personas que dependen de ello para sobrevivir en lugares donde no se cuenta con las mismas comodidades con las que vive un senador o representante a la Cámara.
Estoy de acuerdo en que hay que proteger a la fauna, pero no por esto vamos a estropear las economías en pueblos y veredas a los que poco ayudamos, valga decirlo. Si no es así, me gustaría entonces conocer las alternativas que ofrecen a las familias que subsisten de esta actividad para que a partir de la aplicación de esta ley, si es que llega a ser aprobada, no tengan que padecer hambre.
Demasiadas tareas pendientes tiene la justicia en Colombia como para asignarle una más que vaya uno a saber si sea prioridad para jueces y fiscales en las regiones.
Quienes en el Pacto Histórico y la Alianza Verde no duermen por pensar que en algún lugar del país hay dos gallos peleándose deberían mejor preocuparse por la vida de quienes se ganan unos cuantos pesos en Colombia dándose golpes en un cuadrilátero. Eso sí debería prohibirse porque por este “deporte” hay quienes han quedado en silla de ruedas y algunos han perdido la vida luego de bajarse del ring.
Celebro bastante que existan políticos que piensen en el bienestar de los animalitos y me parece bien que se luche por esta causa, pero, señores y señoras, no por eso hay que caer en excesos y pretender poner al Estado a perseguir una actividad que no es ningún delito, quitándoles a miles de familias en municipios y veredas el pan de su boca.
Antes de redactar iniciativas para ganar micrófonos y cámaras, hay que pensar si el Estado tiene la capacidad para asumir estas ideas tan... creativas.
