Un gran desafío en materia de seguridad ciudadana plantean las cifras de hurto a residencias que registra la Policía Nacional y que son analizadas en un reciente estudio de la Confederación Nacional de Empresas de Vigilancia (Confevip), publicado en días pasados en el diario El Tiempo.
Durante los primeros ocho meses de 2018 se registraron un total de 30.116 hurtos en todo el país, de los cuales 6.511 se presentaron en Bogotá, 1.421 en Cali y 1.275 en Medellín. De los hechos que sucedieron en la capital del país, solo 306 se dieron mediante el uso de armas de fuego, y 131 con arma blanca. La mayoría ocurrieron bajo la modalidad de engaño (2.155).
Aunque la cifra ha bajado con respecto al 2017 (46.383), la situación no es alentadora, mucho menos si se tiene en cuenta que se aproximan las vacaciones de diciembre, época en la que muchas familias viajan, situación que es aprovechada por bandas de apartamenteros que hacen de las suyas, mientras los dueños de sus casas disfrutan de un merecido descanso.
Es aquí donde se requiere de la unión de Policía Nacional, autoridades locales y empresas de vigilancia, para que en primer lugar se reconozca que el problema existe, especialmente en Bogotá, donde la Administración Distrital constantemente ha mirado estos hechos como una cosa aislada que no merece prestarle la mayor atención, y se propongan fórmulas para combatir de una manera más efectiva este delito.
El crimen no actúa de la misma manera. Siempre busca la forma de transformar sus actuaciones, en primer lugar, para no llamar la atención mientras comete el hecho y, en segundo lugar, para obtener un éxito del 100% en la comisión de delitos. Es por esto que es necesario ir un paso adelante en materia de prevención, para no continuar con el error de ir al lugar donde se cometieron los hurtos, tomar los registros y abrir investigaciones que no terminan en nada, ni arrojan resultados.
Por lo anterior, debo decir que me gusta la propuesta de Confevip de “crear una red de apoyo participativa” entre la Policía y los puestos de vigilancia que tienen las empresas de seguridad, con la intención de que no solo se garantice una reacción más rápida ante un siniestro, y se eviten consecuencias de alta magnitud, sino además para que mediante el diálogo constante entre empresas de vigilancia, autoridades locales y policía se establezcan las nuevas maneras de proceder de bandas delincuenciales que se dedican al robo de casas y apartamentos en las ciudades principales de Colombia y se ejecute una mayor prevención”.
Ojalá que todas estas ideas que propone el gremio de vigilancia privada, y que serán presentadas en el Congreso Internacional de Vigilancia y Seguridad Privada el próximo 29 de noviembre, sean escuchadas por las autoridades locales, nacionales y por la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional (Disec), para que los colombianos no estemos con el credo en la boca por el temor de que nos roben nuestras viviendas.
Un gran desafío en materia de seguridad ciudadana plantean las cifras de hurto a residencias que registra la Policía Nacional y que son analizadas en un reciente estudio de la Confederación Nacional de Empresas de Vigilancia (Confevip), publicado en días pasados en el diario El Tiempo.
Durante los primeros ocho meses de 2018 se registraron un total de 30.116 hurtos en todo el país, de los cuales 6.511 se presentaron en Bogotá, 1.421 en Cali y 1.275 en Medellín. De los hechos que sucedieron en la capital del país, solo 306 se dieron mediante el uso de armas de fuego, y 131 con arma blanca. La mayoría ocurrieron bajo la modalidad de engaño (2.155).
Aunque la cifra ha bajado con respecto al 2017 (46.383), la situación no es alentadora, mucho menos si se tiene en cuenta que se aproximan las vacaciones de diciembre, época en la que muchas familias viajan, situación que es aprovechada por bandas de apartamenteros que hacen de las suyas, mientras los dueños de sus casas disfrutan de un merecido descanso.
Es aquí donde se requiere de la unión de Policía Nacional, autoridades locales y empresas de vigilancia, para que en primer lugar se reconozca que el problema existe, especialmente en Bogotá, donde la Administración Distrital constantemente ha mirado estos hechos como una cosa aislada que no merece prestarle la mayor atención, y se propongan fórmulas para combatir de una manera más efectiva este delito.
El crimen no actúa de la misma manera. Siempre busca la forma de transformar sus actuaciones, en primer lugar, para no llamar la atención mientras comete el hecho y, en segundo lugar, para obtener un éxito del 100% en la comisión de delitos. Es por esto que es necesario ir un paso adelante en materia de prevención, para no continuar con el error de ir al lugar donde se cometieron los hurtos, tomar los registros y abrir investigaciones que no terminan en nada, ni arrojan resultados.
Por lo anterior, debo decir que me gusta la propuesta de Confevip de “crear una red de apoyo participativa” entre la Policía y los puestos de vigilancia que tienen las empresas de seguridad, con la intención de que no solo se garantice una reacción más rápida ante un siniestro, y se eviten consecuencias de alta magnitud, sino además para que mediante el diálogo constante entre empresas de vigilancia, autoridades locales y policía se establezcan las nuevas maneras de proceder de bandas delincuenciales que se dedican al robo de casas y apartamentos en las ciudades principales de Colombia y se ejecute una mayor prevención”.
Ojalá que todas estas ideas que propone el gremio de vigilancia privada, y que serán presentadas en el Congreso Internacional de Vigilancia y Seguridad Privada el próximo 29 de noviembre, sean escuchadas por las autoridades locales, nacionales y por la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional (Disec), para que los colombianos no estemos con el credo en la boca por el temor de que nos roben nuestras viviendas.