De nuevo surge la duda de si la excongresista Piedad Córdoba es o no es la tan famosa Teodora de Bolívar que tanto mencionan los computadores incautados en el bombardeo que dio de baja a Raúl Reyes, y es precisamente la misma Piedad quien debe aclararle a Colombia entera este asunto.
Nadie desconoce el esfuerzo monumental que hizo Piedad por la liberación de quienes se encontraban secuestrados por las Farc, una guerrilla que se dedicó a hacerle la vida imposible al país, al punto de tener acorralados a los colombianos en las ciudades y municipios, sin poder salir si quiera a los peajes.
Pero, así como no se desconoce el trabajo que hizo en favor de quienes estaban en manos de las Farc, también es necesario conocer hasta dónde llegaron sus relaciones con el entonces grupo subversivo y, si es cierto que en medio de la exposición mediática que la gestión le brindaba perdió las luces y se extralimitó en sus funciones, al punto de sugerir entregas a cuentagotas, dependiendo de qué tan favorable le eran a sus ambiciones personales.
No me imagino a una persona que tiene un papel humanitario autorizado por el gobierno del entonces presidente Uribe, proponiendo tan infame idea y jugando con la vida de cientos de personas que se despertaban todos los días con la esperanza de regresar vivos a sus hogares y abrazar a sus seres queridos. Pero igual debo decir que, al menos para mí, sí me resulta bastante sospechoso que alguien que juega un papel dentro del Estado, cuente con la total confianza de un grupo subversivo, que más bien parecía toda una organización criminal disfrazada de guerrilla.
Lo que es peor, tampoco resulta normal su relación con el régimen de Venezuela del que se ha mostrado bastante cercana y por el que siente un gran afecto y cariño, y al cual jamás ha condenado, ni por sus vínculos con la ilegalidad, ni por las constantes violaciones a los derechos humanos de sus nacionales.
Por supuesto que hay razones y motivos para pedirle explicaciones a Piedad Córdoba, entre otras porque todo esto se dio en medio de sus funciones como servidora pública y esto la obliga a hablarle al país y a demostrarle que ha actuado con transparencia y rectitud.
Y otra cosa: que la Corte Suprema de Justicia haya desestimado los documentos encontrados en el computador de Raúl Reyes no significa que la información que esté consignada no sea cierta, porque el alto tribunal estableció el fallo en contra porque se rompió la cadena de custodia, más no porque se haya demostrado falsedad en algunos de sus contenidos.
Cambiando de tema, qué raro que el Centro Democrático no hable de lo mal que está el orden público en el país. ¿Será que les cuesta reconocer la mala gestión en esa materia por parte del gobierno de Iván Duque?