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Resulta bastante ilógico que los jueces de la República y las altas cortes sean incapaces de reconocer las fallas que tiene la justicia en Colombia que ofrecen una cantidad de garantías para quienes cometen el delito de atraco callejero en comparación con la situación en la que quedan las víctimas de este delito.
No es posible que la justicia en Colombia no acepte que hay vacíos en las leyes y que esos vacíos son los que permiten que un ladrón cometa 10 veces el mismo delito y que como es considerado de menor cuantía, quede libre, horas después de ser capturado.
Por supuesto que la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, tiene razón en disgustarse por el nivel de inseguridad que presenta la capital del país. Por supuesto que debe exigirles a los jueces mayor contundencia en la aplicación de la justicia, porque aquí es donde está el gran boquete de este asunto.
Muchos ciudadanos en Bogotá hemos sido testigos de miles de atracos en calles, avenidas y el transporte público, y hemos visto como la Policía acude a efectuar la debida captura, pero oh sorpresa, al día siguiente, bajo alguna interpretación de la ley, el juez que le llegó el caso le deja en libertad y, por supuesto el delincuente regresa a las calles a seguir delinquiendo, esta vez, con toda confianza, porque sabe que así lo detengan diez veces, diez veces quedará libre.
Esto no es un secreto para nadie en Bogotá y es cierto lo que dice la alcaldesa que ocho de cada diez delincuentes que son capturados por la Policía, son puestos en libertad por los jueces, lo que ha terminado por convertir a la justicia en el rey de burlas de los delincuentes en la capital del país, quienes, seguros de que no les pasara nada, han conformado organizaciones y bandas delincuenciales dedicadas a delitos de menor cuantía, pero de grandes ganancias para ellos.
Esta situación deja a la ciudadanía en Bogotá totalmente desprotegida, quien al verse en las manos de la delincuencia le será muy difícil volver a confiar a la justicia, entre otras, porque quienes ostentan altos cargos en la rama judicial tampoco ayudan. No es posible que estos señores, en lugar de tener un mínimo de humildad, reconociendo los errores, salgan con comunicados llenos de soberbia y prepotencia a insinuar que nadie les puede señalar, que no se les puede criticar y mucho menos decirles que actúan de manera equivocada y que gracias a esto hoy la capital del país está en manos de la delincuencia.
Tiene razón la alcaldesa Claudia López cuando les recuerda a los jueces que robar es un delito y no un deporte y que de la manera en como la justicia cumpla su papel en la cadena de aplicación de temas seguridad ciudadana, el número de delito se va a reducir.
A veces pareciera que los jueces no entienden la gran relevancia que tienen en la cadena de aplicación de políticas públicas en temas seguridad ciudadana.
