El proyecto de construcción de la troncal de Transmilenio por la carrera séptima, lastimosamente, no ha logrado convencer a los ciudadanos de Bogotá, de los beneficios que en materia de movilidad trae consigo, porque es innegable que le da la posibilidad a quienes viven en el extremo norte y en el extremo sur de la ciudad, de desplazarse en el menor tiempo posible de un lugar a otro por esta vía, facilidad con la que hoy no cuentan.
Entiendo que frente a la idea de que por la carrera Séptima ruede el sistema TransMilenio, exista mucha prevención, porque muchos bogotanos se imaginan que esta vía que es emblemática para la capital, se pueda deteriorar y quede con un aspecto parecido al de la Avenida Caracas.
Al respeto me permito decir que, en lo que tengo de conocer a la Avenida Caracas, jamás le he visto buen aspecto. Pueda que en algún momento lo haya tenido. A lo mejor pudo suceder antes de que a Andrés Pastrana en sus tiempos de Alcalde Mayor de Bogotá, se le ocurriera la maravillosa idea de construir una troncal por donde circularan buses chimenea de color verde algunos, y otros de color amarillo, viejos y destartalados, y que además fue tomada justamente en esa época por el crimen urbano, la prostitución y la indigencia, fenómenos que a las diferentes administraciones que han pasado por el Distrito a partir de entonces, les ha sido imposible combatir.
La ciudadanía debe tener en cuenta que el TransMilenio circula también por la Avenida de las Américas, la carrera 30, Avenida Suba, Carrera 80 y Autopista Sur, y que estas vías no están deterioradas como si lo está la Avenida Caracas. Esta vía requiere de una total intervención en su estructura, que ayude a mejora su aspecto.
Comparto algunas dudas que tiene los ciudadanos, una de ellas, si las estructuras de los portales y estaciones serán iguales o similares a las que existen hoy por donde circulan los buses articulados, y que no son funcionales por el alto número de pasajeros; sí se garantiza la ciclovía los domingos y festivos por la séptima y que alternativas se darán a los usuarios mientras se encuentre intervenida; ¿Qué otras opciones de circulación se darán al vehículo particular, para que el carril por donde este rueda no colapse, tal como sucedió con la Autopista Sur?
No falta el o la que discuta y reniegue ante la posibilidad de que el TransMilenio circule por la Carrera Séptima en Bogotá. Por estos ciudadanos no creo que haya preocuparse, al fin de cuentas la mayoría son personas de estratos 4, 5 y 6 que viven en los barrios Chico, Rosales, El Castillo, Cedritos, Santa Bárbara, etc., la mayoría con vehículos particular, del que es claro, no se bajarán para utilizar algún articulado. Por los que hay que velar, es por las personas de estratos 1, 2 y 3 que viven en Lijacá, Verbenal, el Codito, etc., que si requieren soluciones de movilidad al interior de la capital.
Por supuesto que el Sistema TransMilenio no es suficiente para solucionar el caótico tráfico de una ciudad como Bogotá. Es claro que se requieren de otras opciones como el metro y el tren de cercanías, que también están en proceso de construirse.
Sin embargo, no porque sea insuficiente, se debe destruir y olvidar. Por el contrario, lo que hay que hacer es mejorarlo y hacerlo viable, para que, en un día no muy lejano, junto con el metro y el tren de cercanías, hagan de la capital de la República, un ejemplo de urbanismo moderno. Modelos que por consideraciones políticas y ambiciones personales de las dos administraciones anteriores (Moreno y Petro), abandonaron al punto en que hoy luce como un elemento vergonzante, y curiosamente, cuando un candidato a la Alcaldía de Bogotá quiere ganar puntos entre el electorado, acude a destruir con su discurso al TransMilenio, cuando es el único transporte masivo que tiene la capital de la república, que a pesar del abandono que sufrió, funciona.
El proyecto de construcción de la troncal de Transmilenio por la carrera séptima, lastimosamente, no ha logrado convencer a los ciudadanos de Bogotá, de los beneficios que en materia de movilidad trae consigo, porque es innegable que le da la posibilidad a quienes viven en el extremo norte y en el extremo sur de la ciudad, de desplazarse en el menor tiempo posible de un lugar a otro por esta vía, facilidad con la que hoy no cuentan.
Entiendo que frente a la idea de que por la carrera Séptima ruede el sistema TransMilenio, exista mucha prevención, porque muchos bogotanos se imaginan que esta vía que es emblemática para la capital, se pueda deteriorar y quede con un aspecto parecido al de la Avenida Caracas.
Al respeto me permito decir que, en lo que tengo de conocer a la Avenida Caracas, jamás le he visto buen aspecto. Pueda que en algún momento lo haya tenido. A lo mejor pudo suceder antes de que a Andrés Pastrana en sus tiempos de Alcalde Mayor de Bogotá, se le ocurriera la maravillosa idea de construir una troncal por donde circularan buses chimenea de color verde algunos, y otros de color amarillo, viejos y destartalados, y que además fue tomada justamente en esa época por el crimen urbano, la prostitución y la indigencia, fenómenos que a las diferentes administraciones que han pasado por el Distrito a partir de entonces, les ha sido imposible combatir.
La ciudadanía debe tener en cuenta que el TransMilenio circula también por la Avenida de las Américas, la carrera 30, Avenida Suba, Carrera 80 y Autopista Sur, y que estas vías no están deterioradas como si lo está la Avenida Caracas. Esta vía requiere de una total intervención en su estructura, que ayude a mejora su aspecto.
Comparto algunas dudas que tiene los ciudadanos, una de ellas, si las estructuras de los portales y estaciones serán iguales o similares a las que existen hoy por donde circulan los buses articulados, y que no son funcionales por el alto número de pasajeros; sí se garantiza la ciclovía los domingos y festivos por la séptima y que alternativas se darán a los usuarios mientras se encuentre intervenida; ¿Qué otras opciones de circulación se darán al vehículo particular, para que el carril por donde este rueda no colapse, tal como sucedió con la Autopista Sur?
No falta el o la que discuta y reniegue ante la posibilidad de que el TransMilenio circule por la Carrera Séptima en Bogotá. Por estos ciudadanos no creo que haya preocuparse, al fin de cuentas la mayoría son personas de estratos 4, 5 y 6 que viven en los barrios Chico, Rosales, El Castillo, Cedritos, Santa Bárbara, etc., la mayoría con vehículos particular, del que es claro, no se bajarán para utilizar algún articulado. Por los que hay que velar, es por las personas de estratos 1, 2 y 3 que viven en Lijacá, Verbenal, el Codito, etc., que si requieren soluciones de movilidad al interior de la capital.
Por supuesto que el Sistema TransMilenio no es suficiente para solucionar el caótico tráfico de una ciudad como Bogotá. Es claro que se requieren de otras opciones como el metro y el tren de cercanías, que también están en proceso de construirse.
Sin embargo, no porque sea insuficiente, se debe destruir y olvidar. Por el contrario, lo que hay que hacer es mejorarlo y hacerlo viable, para que, en un día no muy lejano, junto con el metro y el tren de cercanías, hagan de la capital de la República, un ejemplo de urbanismo moderno. Modelos que por consideraciones políticas y ambiciones personales de las dos administraciones anteriores (Moreno y Petro), abandonaron al punto en que hoy luce como un elemento vergonzante, y curiosamente, cuando un candidato a la Alcaldía de Bogotá quiere ganar puntos entre el electorado, acude a destruir con su discurso al TransMilenio, cuando es el único transporte masivo que tiene la capital de la república, que a pesar del abandono que sufrió, funciona.