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Vivimos en Bogotá, alcaldesa

Óscar Sevillano

06 de agosto de 2021 - 12:00 a. m.

Algo que la alcaldesa Claudia López no puede pasar por alto cada vez que se configuren escenarios de gran escala como el partido de fútbol que se jugó el pasado martes 3 de agosto en el estadio El Campín es que en Bogotá hay diferentes manifestaciones de violencia que aprovechan escenarios como el deporte para demostrar hasta dónde se puede llegar cuando se trata de sacar lo peor del ser humano.

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Esto hace que sea difícil confiar en la buena voluntad de los hinchas, entre otras, porque no falta la frase que justifique su mal actuar, como por ejemplo “que son vándalos disfrazados de hinchas”. Lamento tener que contradecir a quienes piensan de esta manera tan inocente, porque son delincuentes-hinchas de los equipos de fútbol y es por esto que a los clubes les cabe una sanción para que se acabe la excusa de “estos vándalos no nos representan”.

Me sorprendió que la alcaldesa López, una persona que acostumbra a olfatear toda clase de riesgo en cada decisión que toma, no haya previsto que al permitir la entrada a hinchas de Santa Fe y Nacional a un mismo escenario se estaba configurando un encuentro entre dos enemigos potentes que no se miden y que les importa cinco los discursos románticos y las invitaciones a convivir en paz.

Con este tipo de personas no sirve el diálogo, no sirven los acuerdos, no sirve nada, entre otras porque no tienen un líder que los controle. Me extraña que la mandataria distrital no haya pensado en instalar un cordón de seguridad con miembros del Esmad. No me explico a quién en la Alcaldía de Bogotá y la Secretaría de Gobierno se le ocurrió pensar que al encuentro entre Nacional y Santa Fe iban a ingresar las hermanitas de la caridad.

Me da la impresión de que la alcaldesa Claudia López y su secretario de Gobierno desconocen la realidad de las barras bravas en Bogotá, donde se mezclan la delincuencia común, consumo de drogas ilícitas y alcohol con la pasión por el fútbol. Claro, también está el que solo le interesa el amor por su equipo, pero son muy escasos.

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En cada partido, bien sea de Millonarios o de Santa Fe, en el Estadio el Campín, quienes habitan en los barrios ubicados entre las calles 72 y 26, entre la Avenida Caracas y la Carrera 30, viven intensas horas de angustia y preocupación durante el día en que se celebra el encuentro porque no saben en qué momento serán atacados o atracados por alguno de los hinchas que portan la camiseta de uno u otro equipo.

Tampoco se puede confiar en el supuesto liderazgo o grado de influencia de quienes dicen representar a las diferentes barras de cada equipo, porque sus integrantes no les obedecen y su función se limita únicamente a conseguir banderas, cintas, instrumentos musicales y descuentos en boletería. Su promesa de que no habrá enfrentamientos en los partidos se queda en el mero discurso con un compromiso lleno de mentiras y complicidad con quien delinque desde adentro de su organización.

Alcaldesa, aquí se requiere firmeza y mano dura, porque al estadio El Campín están ingresando delincuentes comunes, hinchas de los equipos, y con ellos no se debe ni se puede ser tibio. Aquí se requiere presencia del Esmad y un fuerte cordón de seguridad de la Policía Metropolitana.

Son muy buenas las intenciones de los gestores de convivencia, pero créame, alcaldesa, que su presencia no es funcional en este escenario, porque ante todo vivimos en Bogotá, una ciudad donde hay escenarios de violencia que las administraciones anteriores no reconocieron, siguiendo la tendencia de esconder la mugre debajo de la alfombra y que usted como primera autoridad de la ciudad no puede ni debe seguir ignorando.

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@sevillanojarami

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