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Mediante una carta, que parece sacada de una plantilla que encontró en internet, la inefable María del Pilar Hurtado, exdirectora del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) durante el gobierno Uribe, pretendió pedir excusas públicas a las víctimas de las escuchas ilegales materializadas por ella sin haber dicho a ciencia cierta quién o quiénes eran los destinatarios y beneficiarios finales de la información recaudada a través de esta terrible desviación de poder.
María del Pilar Hurtado fue reconocida como la primera mujer en asumir la dirección del DAS, otrora agencia de seguridad del Estado. Lo que parecía ser un hito positivo en la historia de Colombia, fue totalmente lo contrario. Durante la administración de Hurtado, nombrada por Uribe, chuzaron a periodistas, abogados y hasta magistrados de la Corte Suprema de Justicia, todo como un plan para desprestigiar a aquellos que se dedicaron a destapar e investigar la llamada parapolítica, en la que resultaron salpicados y condenados decenas de congresistas y otras personas vinculadas al expresidente Uribe. Despreciable, por no decir otra cosa, que se utilicen recursos del Estado para perseguir e intimidar a opositores de un gobierno, maniobra propia de las dictaduras en la que se busca anular cualquier tipo de crítica o escándalo. Tenebroso.
Sin embargo, cuando se destapó el escándalo de las chuzadas del DAS, María del Pilar Hurtado le hizo conejo a la justicia cuando se fugó a Panamá en un intento desesperado para no enfrentar la solidez de las pruebas en su contra.
Ahora, más de diez años después de sus inescrupulosas andanzas, la exdirectora Hurtado pretende excusarse públicamente con una carta vergonzosa dirigida a las víctimas de un gobierno persecutor, con la cual, para no perder la costumbre, también hace conejo.
Es que María del Pilar Hurtado es experta en hacer conejo, que no es otra cosa que fugarse sin pagar la cuenta, hacer trampa. Le hizo conejo a la ley cuando se dedicó a delinquir en el DAS, convirtiendo esa entidad en una verdadera empresa criminal de espionaje y de persecución; le hizo conejo a la justicia durante varios años mientras estuvo prófuga en Panamá; les hizo conejo a las víctimas de sus delitos con unas supuestas excusas públicas después de más de diez años y en las cuales no revela ni las verdaderas intenciones ni los nombres de los destinatarios finales de esas escuchas ilegales, sino que tiene como único propósito obtener una libertad condicional, que claramente no merece.
Sin duda alguna es necesario conocer quiénes eran los beneficiarios de ese plan criminal de chuzar y perseguir a quienes destaparon, investigaron, juzgaron o criticaron las andanzas de Uribe y su cercanía al poder paramilitar que durante tantos años reinó y ha reinado en Colombia. Queda muy mal la justicia aceptando por excusas algo que está lejos de serlo para concederle a una delincuente que en su momento gozó de las mieles del poder pero deshonrando el alto cargo que ejerció, al que también, con su conducta, hizo conejo.
El periodista Daniel Coronell, el abogado y columnista Ramiro Bejarano, y el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, César Julio Valencia Copete, entre otros vilmente perseguidos y chuzados por cuenta de la enfermedad de Uribe con el poder, se merecen, como mínimo, saber a ciencia cierta el nombre de todas aquellas personas que participaron en ese “Chuzagate”, que deslegitimó a buena parte de la institucionalidad colombiana. Uribe ordenó las chuzadas y María del Pilar Hurtado las materializó. El país merece saber mucho más.
Como pueden apreciarlo, María del Pilar Hurtado no solo será recordada por disfrazarse de coneja en Panamá, en una famosa discoteca mientras huía de la justicia colombiana, sino que será recordada como una delincuente, experta conejera en todas sus actuaciones, públicas y privadas.
