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La lengua, el azote implacable

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Pablo Felipe Robledo
19 de noviembre de 2025 - 05:03 a. m.
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Bombardear cualquier lugar tiene el riesgo evidente de que en el mismo haya menores de edad. Y menores de edad desde recién nacidos hasta casi de dieciocho años. Bombardear un lugar sin haber hecho previamente un trabajo serio de inteligencia aumenta sustancialmente el riesgo de que mueran menores, pero en ocasiones en la guerra urge la necesidad de dar la orden, pues no siempre es viable hacer esas labores de constatación. Bombardear, a sabiendas de que hay menores es dar la orden bajo la certeza de que estos seguramente morirán, pero en ocasiones las necesidades de la guerra lo ameritan, sobre todo para evitar males mayores.

Ahora bien, en la otrora guerra contra las FARC-EP y ahora contra sus disidencias, o contra cualquier otro grupo insurgente que opere o haya operado en Colombia (M-19, EPL, ELN, etc.) o contra cualquier banda criminal de delincuentes comunes, narcotraficantes o paramilitares, o la mezcla de todos los anteriores, el reclutamiento de menores para usarlos como pie de fuerza en el conflicto o como escudos humanos para evitar las operaciones militares, entre ellos, los bombardeos, es y ha sido pan de cada día, pues eso hace ya parte del paisaje de la guerra.

Por lo anterior, es inevitable que, sea el que sea el gobierno, el presidente o el comandante de las fuerzas militares, lo cierto es que, tristemente, tendremos menores de edad fallecidos en combate, razón por la cual, ni siquiera desde la actual oposición hemos salido lanza en ristre como gavilleros contra Petro y las fuerzas militares para fustigarlos por cuenta de la dolorosa escena de haber dado de baja siete menores en el bombardeo en el Guaviare a la estructura de guerra de alias Iván Mordisco, disidente de las FARC.

Las críticas no son en contra del operativo, tampoco sobre si cayeron o no menores de edad reclutados a la fuerza por Iván Mordisco, o incluso, si se hizo para evitar un desastre mayor, o si se sabía o no que había menores en dicho lugar, pues lo que sí es objeto de crítica es la incoherencia de Petro.

Así, la crítica es a la insultante, perversa o maquiavélica incoherencia de Petro en todos los asuntos del acontecer nacional. Petro un día dice una cosa para atacar a sus contarios políticos y al otro día dice otra para justificar sus actuaciones cuando cae en lo que en algún momento criticó. Un día dice que algo está mal y al otro, cuando en ello incurre su familia, sus amigos o su copartidarios, dice que eso está bien.

Y aquí pasó lo mismo. Petro, como opositor, criticó rabiosamente al otrora presidente Iván Duque y a sus exministros Guillermo Botero y Diego Molano, a quienes no dudó en catalogar de asesinos, bárbaros, violadores del derecho humanitario, así como de incumplir con la obligaciones de liberar a los menores reclutados de las garras de los criminales.

Ahora que le pasa a él (ordena bombardear estructuras criminales en las que hay menores), y después de propiciar el reclutamiento de menores como escudo al dar como garantía no bombardear, sale a explicar lo ocurrido, olvidándose del Petro opositor, y sufriendo la necesidad de morderse la lengua, reencauchando, para defenderse ahora, las palabras y explicaciones de Duque, Botero y Molano.

Eso ocurre cuando la oposición critica todo lo que ve y acude a argumentos inconsecuentes para desprestigiar a un gobierno. En el futuro, tienen que morderse la lengua y desempolvar los videos y audios de los contarios para explicar lo obvio y elemental, es decir, para justificar lo que nunca debieron haber criticado.

Por mi parte, no critico el operativo, no critico los bombardeos a las estructuras criminales, pero sí critico a Petro, sus compinches y seguidores, por ejercer la política tan deslealmente como lo hacen: desprestigiando al enemigo, incluso cuando no hay razón para ello, y después cuando caen en lo mismo o la vida los azota con el karma de vivir lo que algún día criticaron, tener que morderse la lengua.

Por eso dicen que la lengua es un azote implacable.

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jadelpa(47362)23 de noviembre de 2025 - 05:23 a. m.
Que basura de columna, ya esta de obsesión antipetrista.. cringe Chao mas motivos para cancelar esta suscripción
Jorge E Gómez Ospina(84283)21 de noviembre de 2025 - 02:26 a. m.
Es el análisis más equilibrado que he leído sobre el tema. Gracias, señor Robledo.
Jaimito(kvkss)20 de noviembre de 2025 - 08:29 p. m.
Al opinador no le importan los menores muertos en los bombardeos..Para él que los sigan acribillando..HIJO....
Alvaro Bernal(36332)19 de noviembre de 2025 - 06:21 p. m.
Este Pablito está de clinica de reposo... su obsesión: Petro.
William Alvarez(41808)19 de noviembre de 2025 - 06:16 p. m.
Incoherencia en el lenguaje? A un presidente hay que criticarlo es por su gestión. A Petro, siendo además “psicopata, drogadicto, soberbio, guerrillero, maricon” y novato, lo que hay es que aplaudirlo, y tanto por sus mejores índices socioeconómicos y empoderar a Colombia internacionalmente, como por ser el único capaz de doblegar al más poderoso, tenebroso y prolongado régimen feudalconservador del mundo.
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