El documento Resumen Ejecutivo - Monitoreo de Territorios con Presencia de Cultivos de Coca 2023, elaborado por la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas y dado a conocer el pasado viernes, revela, nuevamente, cifras desgarradoras que nos hacen concluir no solo que seguimos nadando en coca, sino que, desde que estamos en este desgobierno de Petro, la situación ha ido agravándose de manera importante.
El informe empieza con una sentencia demoledora consistente en que “los mercados de cocaína continúan en crecimiento, tanto del lado de la oferta como del lado de la demanda”, ello es, como también allí se indica, “hay más consumidores, más consumo problemático y menos acceso al tratamiento”, lo cual nos lleva a concluir que, globalmente, esta pelea se está perdiendo y que seguimos estando en la hora en la que se hace necesario replantear, globalmente, la estrategia mundial de lucha contra las drogas, en especial contra la cocaína.
Ahora bien, mientras el mundo encuentra una salida globalizada -lo demás es carreta- lo cierto es que, en Colombia, estamos nadando en coca. El informe es concluyente en varias cifras que así lo demuestran y que son de la mayor gravedad. La primera consiste en indicarnos que el área neta sembrada con coca en Colombia aumentó el 10 %, pues pasó de 230.000 hectáreas a diciembre de 2022 (gobierno Duque - Petro) a 253.000 a diciembre de 2023 (gobierno Petro); la segunda, que la producción potencial de clorhidrato de cocaína (100 % pureza) aumentó un 53 % pasando de 1.738 tm en 2022 a 2.664 tm en 2023; y la tercera, que la erradicación manual forzosa de cultivos de coca bajó ostensiblemente (menos 70,5 %.) del gobierno Duque al gobierno Petro, ello es, de 68.974 hectáreas a 20.325 hectáreas.
Con base en estas cifras y otras, como por ejemplo, la que indica que tenemos presencia de cultivos de coca en 19 de 32 departamentos y que el 43 % se encuentra en la región pacífico, no es posible concluir nada diferente a que estamos nadando en coca, y que en el gobierno Petro el problema se ha venido aumentando por cuenta de que las campañas de erradicación no avanzan, la fuerza pública está desanimada y que muchos territorios en distintas zonas del país, cada día más, se encuentran gobernadas por las organizaciones delincuenciales y subversivas, o la mezcla de ambas, muchas tristemente afines al presidente Petro y su esperpento de Paz Total.
Ahora bien, tampoco es justo atribuirle la totalidad de este desastre al presidente Petro, pues en esto han fracasado todos los gobiernos anteriores, por una u otra razón, pues el informe también sentencia que “el 89,5 % de la coca está en los mismos territorios donde ha estado en los últimos 10 años”.
También hay una cifra dramática que explica muy bien lo que hoy pasa en el Cauca. Y es que si Colombia está nadando en coca, el Cauca ya se ahogó. Según el informe, en el Cauca “el área sembrada con coca en el departamento se quintuplicó en los últimos diez años” sobre todo en las zonas montañosas.
Así las cosas, la tarea resulta enorme en materia de drogas y orden público, pero mientras estemos en este desgobierno poca esperanza habrá de avanzar en la solución del problema, pues ni Petro ni sus aliados tienen interés en ello, y muy posiblemente, lo tengan es en que este asunto siga escalando y escalando, pues ven en esa economía y en esa problemática un fortín electoral en medio de la desestabilización de ciertas regiones del país bajo su sistemática estrategia de jugarle al caos.
Mientras tanto, seguiremos nadando en coca, como venimos haciéndolo históricamente, de cara a un gravísimo problema que ciertamente no solo nos quedó grande, sino que nos está desangrando como sociedad en un sinnúmero de frentes. Estamos embarrados y con el agua lejos.
