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Ojalá la adicción fuera al trabajo

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Pablo Felipe Robledo
08 de noviembre de 2023 - 02:05 a. m.
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La columna de la siempre valiente María Jimena Duzán en la revista Cambio donde le escribió una carta abierta al presidente Petro generó reacciones de todo tipo; no era para menos. La verdad es que María Jimena, con mucho valor y profesionalismo —pero sobre todo con un criterio patriótico, por encima de lo que las barras bravas del gobierno o de la oposición puedan llegar a pensar o decir—, tan solo, o por lo menos por ahora, escribió lo que muchos nos preguntamos sobre el extraño comportamiento de Petro.

El café de cada día de Petro: frases extrañas, teorías alucinantes, discursos delirantes, datos falsos o inventados, propuestas inentendibles, trinos llenos de errores, mensajes en clave morse, tesis inventadas para explicar todo lo que ocurre en el mundo, descontextualización de la historia nacional, regional y universal; imaginativas conspiraciones, siempre a la defensiva, ataques irracionales a adversarios, odio visceral a los empresarios, ofensivas por todo a sus opositores, deslegitimación de medios de comunicación y, claro está, uno que otro discurso como borracho (confeso algunas veces); pero sobre todo, una manía compulsiva a incumplir la agenda presidencial, perderse durante varios días (casi semanas) y aparecer con las más insólitas excusas, si es que se digna a contar dónde estuvo y qué fue lo que supuestamente le ocurrió.

Claramente, las adicciones enfermizas de un presidente al alcohol o a las drogas son un tema que desborda el ámbito privado: acá en Colombia y allá en Cafarnaúm. Eso lo sabe cualquier persona con dos dedos de frente, pues en sus manos está, todos los días, la toma de decisiones trascendentales que pueden generan bienestar o malestar a millones de personas. Eso lo sabe cualquiera, y, sobre todo, el que decide asumir las riendas de un país; ese es el costo de tener y poder ejercer una dignidad de tan mayúscula envergadura.

Claramente, algo extraño le pasa a Petro. Todos los presidentes —buenos, malos o regulares— tienen una adicción en común: la adicción al trabajo. Pero Petro no, él incumple casi todos los compromisos de la agenda, evade agendarse a asuntos a los que todos los presidentes acuden, no habla con sus funcionarios, llega tarde y se pierde varios días y a menudo. Hagan memoria, esto jamás había ocurrido.

No es normal, y por más amigo-complacientes que quieran ser algunos con el presidente saben que ese comportamiento es atípico, incorrecto y no es beneficioso para el país. Yo no sé si Petro tenga o no, más allá de la del café —que ya confesó—, una adición a las drogas, pero lo que sí sé es que Petro se comporta de tal manera que muchos —no solo María Jimena— pensemos que la única explicación o, al menos, la más probable es que tenga una adicción a algo muy fuerte que le impide comportarse correctamente al ejercer su presidencia, porque, al menos, quienes votaron por él y también los que votamos en su contra merecemos del primer mandatario que se entregue al trabajo como una adicción, y no que una adicción lo aleje del trabajo.

Si Petro tiene problemas, que lo diga y seguro el país estará con él, incluso, los que estamos en la oposición lo entenderíamos y trataríamos de ayudarlo y solidarizarnos. Lo que no puede ocurrir es que Petro se comporte tan extrañamente como lo hace y no dé ninguna explicación y, además, ridiculice los llamados de una columnista seria que solo quiere ayudarlo a que desnude su realidad en beneficio del pueblo colombiano y de él. Petro contesta diciendo que su única adicción es al café, lo cual es contraintuitivo, pues al menos eso lo mantendría despierto y con ganas de trabajar. La verdad yo esperaría que Petro tuviera otra adicción: sí, la adicción al trabajo y a cumplir sus responsabilidades como mandatario.

Ojalá podamos tener a un presidente adicto al trabajo para sacar adelante este país, pues en eso coincidimos María Jimena —que no está en la oposición— y yo —que sí lo estoy—.

Presidente, ayúdese y déjese ayudar.

Conoce más

 

Emilio(23432)10 de noviembre de 2023 - 01:47 a. m.
La gente estará con él? No sea cínico, están que lo despellejan vivo ustedes los burguesitos, que tal que realmente le descubrieran alguna adiccion? Quien se los aguantaría
conrado(xybxp)10 de noviembre de 2023 - 12:06 a. m.
Se necesitan esclavos
Alicia(96078)09 de noviembre de 2023 - 11:18 p. m.
Me gusta volver a leer sus columnas alejadas de una oposición visceral. Yo soy Petrista, lo he acompañado en su vida política. Pero esta vez estoy de acuerdo con usted y con María Jimena Duzán, el presidente nos debe una explicación a los Colombianos por sus continuos incumplimientos, respetar el tiempo de lo demás es un deber de todo ciudadano. Mejor sería que no se comprometa a asistir a nada, no tiene tiempo o no quiere, eso es mejor que dejar plantados a las comunidades o a las empresas.
Eduardo(68946)09 de noviembre de 2023 - 09:50 p. m.
Este robledito es una enfermedad de transmisión sexual
Eduardo(7668)09 de noviembre de 2023 - 09:34 p. m.
PREGUNTA: "¿Es usted un adicto?". RESPUESTA: "¡Hamás!".
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