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Rabo de ají

De castaño a Moreno

Pascual Gaviria
10 de febrero de 2021 - 03:00 a. m.

Samuel Moreno llegó a la Alcaldía de Bogotá con la votación más alta en la historia de la capital hasta ese momento: obtuvo el 42 % de los votos, más de 900.000 tarjetones marcados con su sonrisa de “Bogotá Positiva”. Venía arropado por un énfasis en propuestas sociales para elevar la calidad de vida de los más vulnerables. Vendía la imagen de un candidato preocupado y comprensivo. Como es lógico, los primeros meses de su administración tuvieron la tranquilidad de los tanteos. En marzo de 2008 su imagen favorable era del 61 % y un 72 % de los bogotanos decían que las cosas estaban mejorando en la ciudad. Su discurso de campaña tenía un acento en las “tecnologías de la información y la comunicación”, un candidato de avanzada para los dramas en las calles y los retos de última hora: “gobierno digital, por medio del cual se busca consolidar la gobernabilidad través de las TIC”. Su partido era el más fuerte crítico de la coalición de gobierno de Álvaro Uribe en su segundo mandato. Sin embargo, Moreno armó un sólido bloque en el Concejo con apoyos de todos los colores: conservadores, liberales, gente de Alas Equipo Colombia, Opción Verde y Convergencia Ciudadana.

Viendo las decisiones y las actitudes de Daniel Quintero en la Alcaldía de Medellín, es fácil recordar el primer año de Samuel Moreno. Quintero dice todos los días que ganó con la más alta votación en la historia de la ciudad y ha vendido su pasado en el Viceministerio de las TIC como el gran futuro: “Uno de los grandes propósitos que tenemos en esta administración es juntar las variables, el material disponible en innovación para resolver problemas y crear soluciones para el mundo, con impacto local…”. Medellín Me Cuida, su insignia de lucha contra la pandemia, fue su principal juguete pero no duró más de tres meses. Su coalición de gobierno, a pesar de los grandes desacuerdos con el Centro Democrático y su felicidad con el aire que da Uribe, se armó con cinco miembros de esa bancada en el Concejo, con liberales, conservadores, gente de la U y algún verde. Quintero tiene a la peor clase política del Valle de Aburrá: los liberales del sur (Héctor Londoño en Envigado) y los godos del norte (Suárez Mira en Bello). Al fin y al cabo, los corrillos políticos son su verdadera tecnología.

Tras el escenario se hacen las movidas. Los hermanos mayores, Iván Moreno y Miguel Quintero, forman otro de los ingredientes en común. Miguel, al igual que Iván en su momento, es el encargado de ajustar burocracia y acomodar contratos. Viene de trabajar con Luis Pérez y tiene manejo en el INDER, el Área Metropolitana y Metroparques como un comodín de contratación. Un ejemplo: la secretaria de Salud fue parte de la UTL de Miguel Quintero en el Concejo. Miembros de esa unidad terminaron haciendo “trabajo legislativo” en una empresa del concejal de Medellín radicada en Bogotá. La decadencia de la alcaldía de Quintero tiene mucho que ver con una falta de conciencia de ilicitud, esa omisión grosera de las normas elementales que siempre viene acompañada de altanería y ambición.

Luego de 11 meses Moreno ya tenía un 58 % de imagen negativa. La desfavorabilidad de Quintero creció 15 % en entre octubre y enero y llegó a 45 %, la más alta para un alcalde de Medellín luego de un año de labores. Los ruidos en la administración Moreno comenzaron terminando su primer año, con la renuncia del secretario de Movilidad por contratos de semaforización. La salida del gerente de EPM marca los rumbos autoritarios y las codicias por la caja mayor de Quintero. Ya tiene zumbidos por muchos lados, contratos que suenan y patrones burocráticos que truenan los dedos. La desconfianza comienza a cubrir su gobierno y cada vez estará más solo, en manos de sus compinches de la peor calaña. La samuelmorenización parece el camino trazado por “Medellín Futuro”.

 

El justiciero(67675)12 de febrero de 2021 - 03:22 a. m.
Pascual, manipulando a favor del uribismo. Será por la época preelectoral?.. No más sesgos Pascual, no más defensas a ese establecimiento dañino, que ha hecho añicos a Medellín. Por qué no habla mal de Fico, Luis Pérez, etc.?.
Mar(60274)11 de febrero de 2021 - 03:45 a. m.
Y esos estrato 20 de Medellín, roban por lo alto a manos llenas, lo de Hidroituango es una estafa a los antioqueños y Daniel Quintero les detapó parte de sus arreglos por lo bajo con los contratistas para que entre los dos robaran a manos llenas.
Rafael(92116)10 de febrero de 2021 - 04:32 p. m.
Señor Gaviria, me parece que está revolviendo peras con manzanas. Está tratando de atar cabos con hipótesis difusas, como lector me dejó mas confundido que antes con respecto al lio de EPM. La verdad lo creía mas objetivo, desde su salida de L.L viene en franca decadencia.
  • Francisco(30227)10 de febrero de 2021 - 05:00 p. m.
    No tenia idea que decir la verdad sobre lo que ocurre en Medellín es "decadencia" Plof.
Bernardo(31155)10 de febrero de 2021 - 04:28 p. m.
(II) Una cosa, Pascual, es tener rabo de ají y otra, ají en el rabo.
  • Mar(60274)11 de febrero de 2021 - 03:39 a. m.
    Jajajaja
  • -(-)10 de febrero de 2021 - 05:21 p. m.
    Este comentario fue borrado.
Bernardo(31155)10 de febrero de 2021 - 04:25 p. m.
Me dejaste sin más palabras... Pascual. No te hacía miembro de la rancia plutocracia paisa; hasta ahora eras un digno antioqueño.... https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/quintero-no-negro-nacio-pobre
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