El mes previo a la primera vuelta es siempre un juego desesperado. El momento para los arrebatos del estratega, para usar los últimos dardos nada tranquilizantes, las teorías conspirativas y los anuncios de la llegada de la pólvora que entre nosotros es siempre una posibilidad. El final de la campaña es un reto de adrenalina para mantener en tensión a los votantes ya decididos y llamar la atención de los indecisos, tirarles un anzuelo brillante, una consigna, una mentira, un insulto efectivo a un rival, una propuesta indecente. El liderazgo de Petro en las encuestas ha entregado un ingrediente nuevo en un país donde la izquierda...
Conoce más
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
