Publicidad

El arrullo de la luz

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Pascual Gaviria
30 de abril de 2025 - 05:05 a. m.

La siesta no deja tiempo para el miedo nocturno, ese temor indefinible que definía Luis Tejada como una entrega diaria a probables y temidos enemigos: “los terremotos, los ladrones, los incendios y las congestiones cerebrales”. Agregaría a las sombras que quedan de los terrores infantiles y que a estas alturas son, además de todo, una vergüenza. A diferencia del sueño rutinario de la noche nuestra de cada día, en la siesta no hay momento para preparar la inconsciencia que se viene ni la jornada que acecha con las fatigas prometidas. La siesta llega de improviso, se impone como un desmayo bienhechor, una muerte justa que perdona...

Conoce más

Temas recomendados:

 

Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)01 de mayo de 2025 - 04:11 p. m.
Esta es una prosa vacía y sin hylé. Pura manía versificadora sin contenido y a la gente eso le parece espectacular. Es puro Ilustración sin contenido. Estos intelectuales de pacotilla deberían estudiar a Goethe, el Fausto que nos muestra lo vacíos que son estos intelectuales que ni siquiera se transforman a sí mismos
Sonia Otálora(59362)01 de mayo de 2025 - 02:12 p. m.
Lo que ha dicho! Es un placer un poco pecador y ahí está el Encantó!
Sonia Otálora(59362)01 de mayo de 2025 - 02:12 p. m.
Lo que ha dicho! Es un placer un poco pecador y ahí está el Encantó!
Concha Arevalo(99107)01 de mayo de 2025 - 01:58 a. m.
De acuerdo Pascual, sueño con mi siesta :)
gloria ines alvarez valencia(68162)01 de mayo de 2025 - 01:03 a. m.
Fascinante como siempre leer al gozón y bocachón pascual.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.