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Rabo de ají

El fuego sagrado

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Pascual Gaviria
20 de agosto de 2025 - 05:05 a. m.
“El incendio de una iglesia es el apocalipsis en vivo, prometido y cumplido, perfecto para bendiciones y arrepentimientos”: Pascual Gaviria.
“El incendio de una iglesia es el apocalipsis en vivo, prometido y cumplido, perfecto para bendiciones y arrepentimientos”: Pascual Gaviria.
Foto: AFP - FABIEN BARRAU
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Es fantástica la imagen del incendio de una iglesia. Las llamas iluminan los vitrales con un realismo asombroso; el fuego se confunde con las laminillas de oro del altar mayor; el órgano mira en silencio desde el fondo, con las bocas abiertas de sus innumerables tubos; el humo es denso por los cientos de años de las maderas que soportan los techos —la forêt de robles sostenía el cielo de Notre Dame— y los santos que se inmolan haciendo creíbles las leyendas y las hagiografías. Las gárgolas parecen rugir, las columnas de piedra al fin tienen un trabajo distinto a la simple ornamentación y la aguja ardiente es el gran sirio que había pospuesto su deber. El incendio de una iglesia es el apocalipsis en vivo, prometido y cumplido, perfecto para las bendiciones y los arrepentimientos y las promesas. Las campanas fundidas son el homenaje de silencio para cuando todo es hollín y pavesas.

Hace unos años, Notre Dame dejó unas escenas magnificas. La alarma y el humo comenzaron durante una misa anodina. Una colilla maligna o el descuido de un impío que manejaba un taladro son las causas posibles luego de seis años de investigación. También la catedral de Rouen, la obsesión de Monet, perdió su aguja hace un año a causa del fuego. Otros trabajos de restauración desataron el incendio. Unos fontaneros cocinando sus potajes sobre el techo de la catedral de Chartres le prendieron fuego en 1836. Hay una pintura de François Pernot con un hermoso atardecer sobre su techo. Por alguna razón, a los dioses no les gusta el revoloteo de los obreros en los techos y prefieren inmolarse antes de perder la pátina de los siglos. Al parecer se han acabado las causas nobles para los incendios de las catedrales. El rayo que cayó sobre la aguja de la misma Catedral de Rouen en 1822, la más alta de Francia y por tanto la más expuesta. Los bombardeos sobre la Catedral de Colonia que la dejan ver como el único tizón erguido sobre una ciudad de cenizas. La furia de los anarquistas que hicieron arder la Basílica de Santa María del Mar en Barcelona, un espectáculo que duro 11 días con sus noches a pena luz. Las bombas alemanas sobre la Catedral de Reims durante la primera guerra mundial. Los alemanes alegaron que la iglesia había sido convertida en centro de operaciones militares y prendieron por lo sano.

Ahora le ha llegado el turno a la Mezquita de Córdoba y su bosque de 856 columnas de mármol, jaspe y granito. Otra forêt bajo las llamas. ¿El fuego de una guerra entre dioses? No, de nuevo las causas son demasiado humanas. No el rayo que la prendió en 1910 sino una barredora eléctrica conectada en una de sus capillas. El sitio más sombrío y fresco de esa ciudad ardiente en los veranos vio las llamas en el altar de madera de unas de las 40 capillas que acompañan la Catedral Central, esa extraña perla que fue creciendo dentro de la Mezquita y se terminó de formar cuando sus arcos estaban a punto de cumplir 800 años. Desde hace poco, un pecado capital habita la Mezquita. En 2016, el Obispado de Córdoba la matriculó a su nombre con una autorización, a manera de diezmo, de José María Aznar. Ni Franco se atrevió a tanto; incluso quería hacerla mezquita de nuevo, por completo, para agradecer a los soldados marroquíes que ayudaron en su golpe. Los curas de hoy se han negado a que los árabes puedan orar en su interior; los guardias los persiguen para que no se atrevan a rezar. “Solo fotos, no plegarias”, podría decir el aviso en la entrada. El incendio dejó intacta la mezquita que la reconquista española no se atrevió a tumbar. Maravillados o temerosos, decidieron construir en su interior. Convertirla, adoctrinarla. Pero el incendio comenzó en sus retablos y tal vez solo los arcos dobles, recuerdo de los acueductos romanos, la hayan salvado de unas chispas mayores.

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Mar(60274)21 de agosto de 2025 - 12:23 a. m.
La iglesia católica, debe estar feliz, con lo pirómanos que son.
Atenas (06773)20 de agosto de 2025 - 06:22 p. m.
Ay, Cualpaz, si aludes al fuego y cenizas q’ quedan tras supuestas manos criminales en escena, bien me recuerdas la acertada sentencia de Sun Tzu a propósito del maligno falso mesías:”Un hombre malo es capaz de quemar su propia nación hasta los cimientos pa poder gobernar sobre sus cenizas”. Cual anillo al dedo. Atenas.
  • Culebro59(18501)22 de agosto de 2025 - 01:35 a. m.
    Se refiere a uribe, el falso mesías polombiano?
Pilar Cuevas Marin(26370)20 de agosto de 2025 - 02:20 p. m.
La única iglesia que ilumina es aquella que arde
  • Felipe(dw15k)21 de agosto de 2025 - 01:58 a. m.
    Amén
carlos olivares(23084)20 de agosto de 2025 - 12:40 p. m.
Por fortuna no fue culpa de Petro,....o ...,..si. ?
  • Mar(60274)21 de agosto de 2025 - 05:13 a. m.
    Olegario, Petro no tiene la culpa de la decisión de Nicaragua.
  • Olegario (51538)21 de agosto de 2025 - 12:25 a. m.
    “Nicaragua negó la extradición de Carlos Ramón González, exalfil del presidente Petro prófugo por saqueo a UNGRD: le otorgó asilo político…” Esto tampoco, bodeguero?
Juan Francisco Ruggiero Rodriguez(67605)20 de agosto de 2025 - 11:09 a. m.
"La aguja ardiente es el gran sirio(!!!) que había pospuesto su deber". Elegante embarrada.
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