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Rabo de ají

Menores en fila

Pascual Gaviria
18 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.

En Colombia la mayoría de los menores de edad llegan a las armas en un tránsito normal, comunitario podría decirse, familiar algunas veces, que implica incluso una especie de proceso educativo, de paso a paso hasta encontrar un papel en el frente de guerra. En las zonas claves de reclutamiento los menores han vivido el conflicto en una cotidianidad en la que las armas son la herramienta natural desde muy temprano. En realidad no han sido convertidos en “máquinas de guerra”, simplemente han nacido en unos contextos donde muchas veces es imposible no ser engranajes de guerras continuadas.

En 2017 el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) publicó un informe llamado Una guerra sin edad. Son más de 600 páginas que dan cuenta de casi 50 años de menores y fierros. El análisis se da sobre “16.879 registros de reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes”. Las relaciones comunitarias o familiares con los grupos armados, el impulso de las venganzas que dejan sus cortas historias de vida, las simpatías ideológicas, los referentes del poder, el prestigio social, las necesidades económicas son señalados como algunos de los caminos a las filas.

En esa historia las Farc son los mayores reclutadores y un testimonio de uno de sus comandantes deja clara la naturalidad de ese tránsito. Oliverio Merchán, un jefe del Bloque Oriental conocido como el Loco Iván, cuenta su experiencia estudiantil: “Me encontré a un profesor que había sido profesor mío (…). Siendo él guerrillero me explicó y me gustó lo que me dijo que era luchar contra la pobreza, contra el hambre, la miseria, entonces decidí irme.”

El estudio del CNMH deja claro que por momentos los menores tuvieron un papel protagónico en crecimientos, consolidaciones o nacimientos de algunas estructuras. Los que empezaban como vigilantes o mensajeros en pequeñas tareas también fueron punta de lanza. Las Accu los usaron como la principal “mano de obra” para sus primeras incursiones en Urabá donde a mediados de los 90 mandaban las Farc. Raúl Hasbún lo contaba con toda naturalidad en 1998: “Si existiera la vacante, inmediatamente se les hubiera dado trabajo, no le hubiera negado su ingreso al frente, porque no había ninguna restricción... Estábamos en una guerra y yo no me fijé en ese tema”.

El Eln armó una parte de su estructura en el sur de Bolívar con hijos de sus bases sociales. Los primeros paras del Magdalena Medio tuvieron a los niños como “provisión” indispensable: el trabajo bien pago y la “seguridad común” eran vistos como un activo en la región. En las Farc fueron claves los menores en el Tolima cuando se pretendió cercar a Bogotá e indispensable su base más que joven en el Ariari Guayabero y el Caguán. Ahí estuvieron algunas canteras de guerreros. Tanto, que en un momento Manuel Marulanda culpa al “mal reclutamiento” de los golpes a las Farc a comienzos de los 2000. El triunfalismo había convertido sus frentes en un carrusel de menores (unos llegaban y otros se desmovilizaban) al estilo “campamentos de verano”. En el año 2003 el pico de reclutamientos por diferentes actores armados llegó a 7.136 niñas, niños y adolescentes.

Con semejante historia patria la lógica simplista del ministro de Defensa, cercana a la teoría de los daños colaterales, resulta increíble. No solo muestra la mínima memoria, una triste indolencia por parte de quien fue director del ICBF, sino un craso desconocimiento de la ruta de los menores a las armas, de su condición de víctimas. “Los han convertido, nos toca eliminarlos”, parece decir el ministro. Olvida que es el país, su historia, las zonas donde crecieron, lo que ha hecho imposible una infancia o adolescencia fuera del alcance de la guerra.

 

Monica(82844)19 de marzo de 2021 - 08:20 p. m.
El desconocer el día a día de las diferentes regiones del país, hace que los pronunciamientos de ministros y gente de ciudades juzguen y ataquen a personas que por falta de oportunidades, se ven obligados y aún peor los obligan a entrar en un mundo que los niños(as) no entienden.
HF(32718)18 de marzo de 2021 - 10:42 p. m.
Buen recorderis histórico al ministrico Molano a quien el proyecto que más le gustaba de Acción Social era el de Consolidación trabajado con los militares: tierra arrasada y luego subsidios asistenciales.
Mar(60274)18 de marzo de 2021 - 10:30 p. m.
Muy cierto, ese el resultado del abandono de El Estado en esas zonas y en vez de El Estado solucionar esto con ayuda, educación, oportunidades, los asesina y para mostrar la gravedad de los hechos, nombran a un exdirector del ICBF para que respalde esos asesinatos, hágame el favor. El Estado está más que pasado de ser demando por estos homicidios con todos los agravantes posibles.
Atenas(06773)18 de marzo de 2021 - 04:07 p. m.
Y los sofismas d Cualpaz Gaviria, en su alambicado verbo, son d sonrojar, pero en quien posea así sea un tris de cacumen. Con edulcoradas premisas arranca sus opinionadas, y aún así se les va viendo el sesgo, hasta alcanzar el climax d torcidas conclusiones ya sospechadas. Y la de hoy no es excepción, nos pinta el infierno de la guerrilla e insinúa agua bendita como solución. Mas olvidó el rezo.
  • Mirón(64126)18 de marzo de 2021 - 08:46 p. m.
    Uribe: Tutankamón y tu-tan-gúe...
  • HERNANDO(11264)18 de marzo de 2021 - 06:43 p. m.
    Que argumentos mas retorcidos para justificar el asesinato y mediante bombardeos, un actuar criminal de un estado y una nación corrupta hasta el tuetano
Contumaz Apostata de la Dextrocardia(likt7)18 de marzo de 2021 - 09:09 p. m.
...me quede en “engranajes de guerras continuadas” Me pregunto: no se puede relatar un punto de vista sin adjetivar con más eufemismos...eso los sigue cosificando.
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