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Rabo de ají

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Pascual Gaviria
14 de junio de 2023 - 02:05 a. m.
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Desde el día de su posesión como presidente, Donald Trump atacó a la prensa sin recato alguno, no importaron los hechos ni los riesgos que traían sus señalamientos ni los comunicados de Naciones Unidas que hablaban de “ataques estratégicos” del gobierno “diseñados a suscitar dudas sobre hechos verificables”. En campaña había sacado periodistas de sus ruedas de prensa, insultado a otros y difamado a unos más, no importaba el logo de la cadena, los empujones fueron desde Fox News hasta Univisión. Estrenando su mandato, lo dejó claro con su cara capaz de mostrar algo de enfado y alegría al mismo tiempo, una mueca no fácil para cualquiera que no sea un payaso. Ese día definió a los periodistas como “los seres más deshonestos de la tierra”.

Todos los cuestionamientos a su gobierno eran tildados de fake news. El presidente no resistía una noticia que contradijera su visión ideológica o gubernamental. No se trataba de desmentir, la idea era descalificar, anular el debate, poner una cintilla de falsedad sobre la prensa que no acompañaba su discurso. Un presidente “alérgico al reproche”, fue la definición de algunos medios apenas comenzando su mandato. Otros hablaron del “estilo paranoide”, un delirio de fantasías conspirativas y suspicacia que raya en la ficción. En su primer mes como presidente, Trump soltó una frase que es ya un lugar común entre autoritarios y populistas de todas las orillas, un trino contra las principales cadenas de televisión y el diario más importante de los Estados Unidos: “Las noticias falsas de los medios fallidos (The New York Times, NBC, ABC, CBS, CNN) no son mi enemigo, son el enemigo del pueblo americano”.

Los insultos y agresiones del presidente a la prensa llevaron a los ataques de sus partidarios a los periodistas: abucheos, golpes, amenazas digitales o con armas en la calle, además de arrestos ilegales. Primero vinieron las descalificaciones ideológicas, luego las acusaciones de falsedad y más tarde las agresiones. Trump, siempre excesivo, se negó a que la bandera de la Casa Blanca se izara a media asta luego del asesinato de cinco empleados de un periódico en Maryland. Al día siguiente, luego de la noticia no tan falsa de la negativa, el presidente ordenó bajar la bandera inmediatamente. Porque también se trata de algo de cinismo.

El presidente Petro ha optado por un camino similar que parece ir tomando fuerza. No tiene, por supuesto, al menos aún, la agresividad tóxica de Trump, pero muestra una estrategia inicial para victimizarse y usar un discurso genérico que contradiga a los grandes medios como un todo y no obligue a debatir sus noticias problemáticas o sus páginas editoriales contrarias. Entre otras cosas, Petro ha dicho que una parte de la prensa ayudó a “desatar un genocidio contra el pueblo”, y hace unos días acusó a los medios de ser “apéndice de los organismos de control”. Hasta ahora, los golpes de Petro contra la prensa han sido relativamente blandos, pero sus partidarios ya agredieron a periodistas en la marcha de la semana anterior.

Por el momento, los escándalos del gobierno han salido desde ese palacio frío que se ha calentado en estos diez meses. Los medios han reseñado los conflictos internos por falta de liderazgo, filtraciones, fuego amigo. Y el presidente los cita cuando las noticias son alentadoras y los invalida cuando cuestionan o revelan hechos que afectan su gobierno. Es un lector de prensa bipolar. Piensa que su triunfo como presidente es un mandato obligatorio para que el Congreso le obedezca, y ahora pretende que sus votos y los aplausos de sus seguidores sean suficientes para que la prensa firme sus editoriales de viva voz y amplifique algunos de sus desvaríos tuiteros.

Conoce más

 

Hans(06202)16 de junio de 2023 - 12:49 a. m.
Gracias a todos los periodistas! No se venden ! Animo!
horacio(17092)15 de junio de 2023 - 08:31 p. m.
Por qué los periodistas independientes se niegan a reconocer el ataque infame diario de los medios hegemónicos contra el presidente y su gobierno? Lo de semana, caracol radio, rcn, blue radio, la w, obedece a una agenda.
Luz(39927)15 de junio de 2023 - 06:44 p. m.
¿Se refiere al periodismo serio de la revista aquella?
Pedro(86870)15 de junio de 2023 - 01:29 p. m.
Qué columnista tan desfazado este. Es increíble. Tal para cuál. Es igual a su hermanito el exministro. (Godos, antioqueños como cosa rara). En la entrevista que le hicieron a su hermano el exministro se puede notar que es una persona poco creíble y era un enemigo del gobierno. Por fortuna lo sacaron del ministerio. A J M Santos también lo traicionó con el cuento de las EPS
Carlos(2048)15 de junio de 2023 - 03:06 a. m.
Todo parece indicar que hay que darle más credibilidad a los mismo de siempre que al periodismo serio. La desinformación y el desvarío continúa reinando.
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