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Rabo de ají

Pobre presidente

Pascual Gaviria
06 de julio de 2022 - 05:30 a. m.

Alguien tiene que compadecer al presidente, a los presidentes. Es cierto que tales personajes merecen sus males y que los han conseguido en una lotería en la que procuraron con locura comprar la mayor cantidad de boletas, pero también es verdad que su premio mayor acarrea desgracias públicas, psicológicas y honoríficas irremediables. Además del tedio, el cansancio, el odio y el remordimiento que deben soportar. Sin contar con eso de vivir en un palacio soñado, como si la fiesta de cumpleaños temática se le alargara cuatro años al niño fantasioso. Y tener que mirarse en la mañana en el triste espejo donde se han mirado sus enemigos más enconados.

 

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