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                                                                                                                              Selección natural

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                                                                                                                              Pero el ojo de los cazadores es siempre cuidadoso. Detrás de sus pasos al restaurante corriente y sus caminadas alrededor del hotel deslucido hay siempre un seguimiento. Un sigilo que se oculta tras la sencilla ociosidad. Saben muy bien que sus víctimas han comenzado a cortar los hilos que los ataban al mundo doméstico, han iniciado excursiones peligrosas fuera de la órbita de sus dolientes: los niños que se aventuran con la caja de chicles, los jóvenes que han viajado lejos tras de algún resplandor, los solitarios que sólo pueden elegir el riesgo, los indefensos que no logran recordar el número de su cédula.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              La estrategia de estos cazadores no difiere mucho del método que usó Luis Alfredo Garavito durante sus correrías de sádico taciturno por Colombia. Caminando plazas de mercado, canchas de barrios periféricos, semáforos concurridos. Luego de 176 víctimas, unas gafas torcidas y unos zapatos viejos al lado del cuerpo de un niño se logró seguir el ovillo de sus rutas. Sus víctimas, más jóvenes, también bordeaban límites peligrosos: soñaban con ir a la playa en un camión, habían cambiado a su madre por el jefe en el puesto de mercado, querían comprar unos pedazos de carne para su perro. Iban y venían entre el mundo de protección y tedio de la familia y el azar prometedor de las calles.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              www.rabodeaji.blogspot.com

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                                                                                                                              Pero el ojo de los cazadores es siempre cuidadoso. Detrás de sus pasos al restaurante corriente y sus caminadas alrededor del hotel deslucido hay siempre un seguimiento. Un sigilo que se oculta tras la sencilla ociosidad. Saben muy bien que sus víctimas han comenzado a cortar los hilos que los ataban al mundo doméstico, han iniciado excursiones peligrosas fuera de la órbita de sus dolientes: los niños que se aventuran con la caja de chicles, los jóvenes que han viajado lejos tras de algún resplandor, los solitarios que sólo pueden elegir el riesgo, los indefensos que no logran recordar el número de su cédula.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              La estrategia de estos cazadores no difiere mucho del método que usó Luis Alfredo Garavito durante sus correrías de sádico taciturno por Colombia. Caminando plazas de mercado, canchas de barrios periféricos, semáforos concurridos. Luego de 176 víctimas, unas gafas torcidas y unos zapatos viejos al lado del cuerpo de un niño se logró seguir el ovillo de sus rutas. Sus víctimas, más jóvenes, también bordeaban límites peligrosos: soñaban con ir a la playa en un camión, habían cambiado a su madre por el jefe en el puesto de mercado, querían comprar unos pedazos de carne para su perro. Iban y venían entre el mundo de protección y tedio de la familia y el azar prometedor de las calles.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              www.rabodeaji.blogspot.com

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