Publicidad

Tapar las vías

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Pascual Gaviria
27 de agosto de 2013 - 11:04 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El actual paro agrario es visto por muchos como un despertar del campesinado nacional frente al viejo abandono del Estado.

Es imposible negar la grave situación de pobreza en el campo, más del 90% de los municipios colombianos tienen alto índice de necesidades básicas insatisfechas en el sector rural, y las diferencias de ingresos entre los citadinos y los campesinos hacen que muchas veces sea mejor ser informal en las capitales. Sin embargo, la inversión nacional en el campo ha crecido en los últimos diez años. En 2003 llegaba apenas a los 300.000 millones y en 2010 superó el billón de pesos. Por su parte, el Ministerio de Agricultura dice haber gastado cuatro billones solo en subsidios durante los tres años del gobierno Santos. Más del 50% del presupuesto de inversión del Ministerio se entrega de manera directa a los productores, lo que no impidió que el agro tuviera crecimientos negativos durante los tres últimos años del gobierno Uribe y cercanos a la mitad del resto de la economía durante Santos.

El Ministerio se ha resignado al papel de solucionar las demandas puntuales de cada sector, convirtiéndose en una especie de caja menor en la puerta de las centrales mayoristas. Mientras tanto la inversión en riego, capacitación, adecuación de tierras, tecnología y desarrollo rural queda sin dolientes particulares, abandonada al sonsonete de los estudios académicos y los buenos propósitos. Los voceros del antiimperialismo han vuelto a señalar a los tratados de libre comercio como los culpables. La quema de una bandera foránea será siempre una estrategia vendedora. Desde el año 2000 Colombia no importa un solo bulto de papa fresca, y sin embargo, según los voceros del cierre de fronteras, el TLC con Estados Unidos es el directo culpable de lo que pasa en Boyacá, Nariño y Cundinamarca. Luego de un año largo de TLC con Estados Unidos ha crecido la producción y el área sembrada de maíz y arroz, dos de los productos más vulnerables a las importaciones.

Perú y Chile firmaron TLC antes de Colombia e hicieron del campo uno de sus sectores más productivos. En una década Chile se convirtió en el primer exportador de uvas del mundo y en el quinto exportador de manzanas. Entre el 2000 y el 2008 duplicó sus exportaciones agropecuarias sin necesidad de apelar al nacionalismo. En ocasiones buscar rutas puede ser una mejor opción que tirar la puerta para concentrarse en la milimetría de los subsidios. Perú no se quedó atrás y en el mismo lapso logró ser el primer productor mundial de espárragos y el quinto de mango fresco. En diez años multiplicó por siete sus exportaciones agrícolas.

En su momento el Ministerio de Agricultura preparó una lista de 36 productos con ventajas comparativas y buenos vientos para la exportación. La lista incluye al coco, la curuba, la fresa, la granadilla, entre otros. La lista se quedó en el papel y las exportaciones no tradicionales colombianas solo crecieron en el momento de mayor comercio con Venezuela para venirse abajo luego de los problemas conocidos. Ahora el gobierno no tiene nada que mostrar, la atención a las presiones de cada gremio no ha traído desarrollo ni ha frenado el descontento campesino. Solo le queda disculparse por sus errores y seguirlos cometiendo.

 

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.