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Rabo de ají

Vicios de la memoria

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Pascual Gaviria
28 de abril de 2021 - 03:00 a. m.
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La costumbre ha comenzado a borrar algunas de las escenas y reflexiones que creíamos iban a marcar la pandemia. Dramas que parecían ofensas al sentido de humanidad y ahora son certezas cotidianas, palabras que definían supuestamente un momento asombroso hoy son lugares comunes para resaltar ingenuidades o desvaríos, filosofías de cuarentena que no resistieron ni los 40 días de rigor. Las películas, las novelas, los documentales del futuro se centrarán en los terrores más sonados en periódicos y noticieros. Lo que será el teatro perdurable de la pandemia no es exclusivo de ciudades más frías, más pobres, más hacinadas, más dadas al desafuero. Estalla cada tanto en la prensa local de Suecia o India.

Esta semana se anunció en Medellín una escasez de oxígeno y al mismo tiempo la necesidad de usar contenedores refrigerados para dar tiempo suficiente a los crematorios. Esas alarmas recuerdan lo peor que ha pasado en Manaos y Guayaquil. En enero se acabó el oxígeno en la capital del Amazonas en Brasil y las pipetas comenzaron a viajar por rutas fluviales desde Venezuela y algunos estados brasileros. Cuatro días siguiendo la ruta de los barcos desde los hospitales, mientras un mercado negro de cilindros comenzaba a rodar por la ciudad y los familiares atendían a los pacientes en las casas con sus provisiones recién compradas. Los cilindros eran vigilados por los guardas que acostumbramos ver acompañando a los carros de valores. El alcalde de Manaos, hasta hace poco el presentador de un programa sensacionalista de la televisión local, se escondía en las alocuciones. Luego de la primera noche sin oxígeno la ciudad enterró 213 personas por COVID-19. La crónica de un periódico brasilero dice que los enterradores compararon la jornada con las vividas luego de grandes motines carcelarios. Ahora varias ciudades de la India viven días parecidos en busca de oxígeno. Y en los hospitales se cierra un poco la llave para todos los pacientes en espera de la producción prometida para el día siguiente.

Los ataúdes de cartón marcaron el peor momento de Guayaquil en abril de 2020. Tal vez la primera ciudad de los horrores en América Latina. Los cuerpos con un letrero en las afueras de las casas, los funerarios apurando las recogidas y las familias pagando los servicios lo más rápido posible para evitar la pérdida de las cenizas. Pero la confusión en cuatro hospitales deja un saldo, hoy, un año después, de 227 cuerpos sin identificación en contenedores. Los familiares se hacían pasar por trabajadores funerarios para intentar comprobar la identidad de sus muertos. La escena de la película está en la reciente crónica de la BBC: una foto de la piyama vía WhatsApp fue la prueba que un forense le envió a una mujer con incertidumbre sobre el cuerpo de su mamá. Con la promesa de que la borraría.

Las novelas europeas tendrán los ambientes de las casas de ancianos: “Las cosas terribles ocurren en silencio”. En ciudades de Suecia, Reino Unido, Italia, Bélgica… Los primeros meses de la pandemia asolaron los ancianatos, allí vivían cerca de la mitad de los muertos por COVID-19 en los primeros meses. Salvar los hospitales con atención improvisada en los hogares de ancianos fue el pecado original en Europa. Asilos abandonados por “cuidadores” con contratos recientes y abrumados por las muertes.

La memoria tiene ese viejo vicio de guardar lo peor, y si por casualidad lo olvidamos, ya vendrá recreado con lujo de detalles. Lloraremos frente a la película el llanto ahorrado en las noticias.

Conoce más

 

juan(9371)28 de abril de 2021 - 10:12 p. m.
Vean la canción " Todo regalao" de Velandia y Lizcano en You Tube.
Lorenzo(2045)28 de abril de 2021 - 02:14 p. m.
Dice un profesor de la UNal, Medellín, que el pathos del paisa posmodernito/pragmaticista abomina del INTELECTUAL. Lo niega, arrincona, elimina. Por ello, hablar de "En busca del tiempo perdido" es, en este caso, tiempo perdido. Cepa de intelectual se postula como nuevo auriga de opinión: lanza generalidades adanistas. M.Proust no parece estar de acuerdo con el nihilismo subjetivo valleaburreño.
  • Monica(82844)29 de abril de 2021 - 10:02 p. m.
    Carlos, veo que solo criticas a los columnistas y a las noticias de El Espectador. En la revista Semana te esperan.
  • Carlos(23672)29 de abril de 2021 - 12:39 a. m.
    Me im.agino que sos muy amigo de Gaviria, pues de deslumbrante no tiene nada esta columna
  • Sergio(3490)28 de abril de 2021 - 03:02 p. m.
    Excelente apunte. Breve y conciso, pero deslumbrante. Desde la asunción del Matarife al poder y la bienvenida con brazos abiertos de todos los gurús de los medios, las "lusmariasierras" se volvieron populares y se impusieron como paradigma de "intelectual". Citar un sólo concepto profundo les produce abulia y fastidio, sólo les sirve si se avala el arribismo narcicista.
Maria(12949)28 de abril de 2021 - 01:37 p. m.
Me encantan sus reflexiones ... lo único que tenemos es tiempo para pensar. Gracias!
Monica(82844)28 de abril de 2021 - 01:10 p. m.
"La memoria tiene ese viejo vicio de guardar lo peor" así es, las malas experiencias permanecen en nuestra mente por más tiempo y son recordadas con mayor facilidad, las cosas buenas son efímeras para nuestra mente. Está en cada uno el hacer que las experiencias positivas tengan más peso en el día a día.
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