El 21 de septiembre de 1980 Alfonso Flórez llegó vestido de amarillo a París como ganador del Tour de l’Avenir. La camiseta del campeón escondía las penurias de esos 14 días de batallas desconocidas e inesperadas. Los colombianos tomaron la partida con sus camisas de lana y sus competidores los miraban como una pintoresca bandada tricolor. Matt Rendell, autor del libro Reyes de las montañas, un relato de todas las etapas de nuestro ciclismo, cuenta que la figura de los colombianos hizo que se pasara de la gran expectativa a “la conmiseración y la piedad”. ¿Quiénes eran esos diminutos corredores que comían...
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