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Una cultura antiderechos recorre el mundo

Pedro Viveros
05 de abril de 2024 - 09:00 a. m.

El 6 de enero de 2021 se dio inició lo que podríamos denominar la “salida del closet mundial de la ultraderecha”. Ese día, una turba trumpista quiso “correr la cerca” constitucional e histórica de la unión norteamericana. La nación que enseñó al mundo el valor de la libertad y la democracia fue vista como el ejemplo de la sublevación dirigida por el mudo alarido del presidente Donald Trump. Esta simbología recorre el mundo como un fantasma que motiva a los ultraderechistas quienes, sin complejos, alardean de ser antiestablecimiento fracturando las sociedades e imponiendo muros a los discursos incluyentes. En Europa, la mitad de 28 países tienen un auge hacia la extrema derecha.

El origen de la segunda guerra mundial fue por extremistas nazistas, fascistas y los japoneses que querían gobernar el mundo. Perdieron por la resistencia de los aliados liderada por la mezcla de los antagónicos, como eran los Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. Desde esas épocas, ese sector ideológico no tenía el apogeo que asedia a las actuales democracias.

Un ejemplo es la dinámica del partido ultra extremista de Marine Le Pen, que se convierte en la fuerza política que más creció en Francia, la cuna de la libertad, igualdad y fraternidad. Lo mismo ocurre en la India, de Narendra Modi, un primer ministro nacionalista que tiene como centro la antirreligión y el racismo. Igual que el nieto de Ferdinand Marcos, en Filipinas, cuya vicepresidente es Sara Duterte, hija del expresidente y ultra radical líder filipino Rodrigo Duterte. Para no hablar de los bolsonaristas, que no querían dejar posesionar a Lula en Brasilia, o las acciones anti derechos humanos que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cultiva con detalles “hollywoodenses”, rodeadas del clamor de los salvadoreños que lo ven como un “salvador de El Salvador”, una especie de redentor. En épocas de semana santa una especie de Moisés que abre los mares para buscar la tierra prometida de su pueblo. Todo con la bendición del dios de los extremistas: Trump y su acólito Milei.

Lo que se observa es una era de mensajes antiderechos. Me temo que el desgaste de unos líderes cuyos excesos al momento de otorgar derechos para ganar el poder están siendo sparrings de un discurso que quiere aminorar esa carta de derechos, que como receta gobernó mayoritariamente desde la posguerra. Esos derechos civiles que permitieron el pináculo del estado de bienestar mundial hoy tienen contra fomeques que permean sus países para prometer algo simple: “asegurar no ser extranjeros en sus países que se han vuelto asistencialistas y defensores de derechos desuetos”.

En nuestra región ya lo estamos viendo. Las imágenes de Javier Milei, hoy presidente de Argentina, quien en un spot publicitario en campaña alegaba terminar la mayoría de los ministerios creados durante el largo paso por el poder del proyecto progresista del kirchnerismo (protector e inundador de derechos) se podían sentir los aplausos por medio de los millones de likes y las reproducciones de dicho video. Una especie de salida con calado global para los ultraderechistas.

A veces pareciera que los nuevos electores globales, alejados de los paradigmas post segunda guerra mundial, como fueron la familia, religión, educación clásica, liberalismo clásico, mass media, clase media, no encuentran una opción diferente a la perorata vacía que expresan unos “culebreros” quienes nos invitan a sus emociones y nos alejan de nuestra razón, como lo hicieran Benito y Adolfo antes de la primera guerra mundial, hace casi cien años.

Por ese camino siguen hoy Hungría, Dinamarca, Finlandia, Italia, Noruega, Suecia, Suiza, Países Bajos y podría retornar Estados Unidos. Por nuestro lado hay que recordar que, en el tarjetón 2022, por primera vez en nuestra historia republicana, las dos opciones eran anti castas: Rodolfo (antiderechos) y Gustavo (proderechos). Eso fue hace solo dos años.

@pedroviverost

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Adrianus(87145)05 de abril de 2024 - 06:43 p. m.
Lo comparto plenamente y con igual preocupación señor columnista.
Oscar(36876)05 de abril de 2024 - 03:56 p. m.
Pedro. "Gustavo" ya esta en la senda de convertirse en lo que en silencio siempre ha querido ser. Antiderechos para sus enemigos y "Proderechos" para su corruptela de amigos. El se retuerce entre su cama de envidia de ver el poder que ostentan todos los de derecha (Lease Bukele) y quiere imitarlos, no es nada más que eso.
leunamuno(9808)05 de abril de 2024 - 03:51 p. m.
La aparición de esos personajes y su aceptación por los regímenes respectivos solo muestran que la democracia no fue sino la alfombra roja tendida al fascismo encarnado en el mercado, que tan fácilmente está permeando las nuevas generaciones súpitas y expectantes ante el derribó de la historia.
Atenas(06773)05 de abril de 2024 - 01:46 p. m.
¿A cuento de qué nos repiten esta columna si es la misma de la última entrega? Misma q’ cuestioné por lo disparatada. Mantengo ojo avizor. Atenas,
Mar(60274)05 de abril de 2024 - 11:58 a. m.
No sé por qué, pero la gente es masoquista, le encantan que lo maltraten, que le quiten derechos, que la pongan a sufrir; odian a los que aumentan los salarios, a los sindicatos que luchan por sus derechos. Creo que la religión ha hecho mucho, pero mucho daño.
  • leunamuno(9808)05 de abril de 2024 - 04:09 p. m.
    Mar no sufra; Petro no puede hacer más de lo que está haciendo, que ya es mucho, pues de una manera u otra las circunstancias actuales son de cambio con Petro o sin Petro; la diferencia está en que entre más oposición "amiga" tenga Petro, peor será el mañana literal y cercano, para esos desubicados, porque los opositores fundamentados en su momento harán sentir su peso sobre los que siguen esperando que fluya leche y miel de las garras de los cuervos.
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