Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En todos los gobierno se cometen disparates, pero en este vemos a menudo cosas tan disparatadas que es posible equipararlo a la nave de los locos. Como en la barca de El Bosco, en la del equipo de gobierno vemos que van a la deriva un montón de desorientados que hacen cosas extrañas o que actúan con lógicas chirriantes que desconciertan al espectador. Resulta una locura, por ejemplo, la forma de renunciar de Irene Vélez, que en un documento de cuatro páginas no dice jamás la palabra “renunciar”, y que, en vez de pedir disculpas por las faltas cometidas o al menos defenderse de las acusaciones, se dedica, en 35 puntos, a enumerar sus logros como ministra. Más extraño aún es el tuit donde el presidente Petro la respalda –como respaldó a Laura Sarabia, sin dejar que la justicia dijera la última palabra– para concluir con esta afirmación inexplicable: “…su retiro voluntario se debe a hechos anteriores a mi gobierno”.
Que al gobierno le falta mucha cordura lo prueba que el Invima complete ya once meses sin director, que la Agencia Nacional de Hidrocarburos siga acéfala, que en el Ministerio de Cultura permanezca un ministro encargado después de tantos meses, y que cuando un periodista denuncia que el viceministro de la Creatividad, Esteban Zabala, muy creativo él, se inventó que tiene una maestría, el Ministerio declare que “ comparte su consternación ante esta información” , y a continuación explique, extrañamente, que “nuestra entidad cuenta con procesos para la validación y verificación de la idoneidad de los funcionarios de planta y libre nombramiento”. Loco también que después del affaire Benedetti-Sarabia –que puso en evidencia que el presidente Petro se equivocó cuando decidió aliarse hasta con el diablo– el embajador en Venezuela haya sido dejado en su cargo otro mes y que, en vez de haber venido a declarar al CNE, haya puesto cínicamente videos suyos entrenando en el gimnasio. Y absurdo que el ministro de Defensa diga que es imprudente que un miembro de la fuerza pública se desplace por algunas regiones de Colombia.
Tiene que estar un poco orate un ministro de Transporte que sugiere que no transite ningún carro particular en las horas pico a fin de promover el uso de transporte público, como propuso el recién nombrado William Camargo; y muy loco el equipo de comunicaciones de la Presidencia de la República cuando se le ocurre lanzar un video para la celebración del 20 de julio con los colores de Barbie y la música de la película, haciendo una caricatura de los turistas, (que, por cierto, dejan su plata como turistas en San Andrés) ricos y frívolos todos, según el publicista, vs. los que se embarran los zapatos (¿Ferragamo?) como el presidente Petro.
Locura colectiva fue la que desató el cambio del sistema para reclamar la renta ciudadana, que obligó a colas de hasta ocho horas a los reclamantes y que ha debido costarle el puesto a Cielo Rusinque. Y resultan delirantes algunos enunciados del capitán del buque –el que cada tanto desaparece sin dar explicaciones– como la de que es necesario pagar a los delincuentes jóvenes para que no maten. Por todas partes falta de buen juicio.
P. D. ¡Cómo quisiéramos que la oratoria presidencial se correspondiera con las realizaciones que se esperan del gobierno del Cambio!
