¡Cuántas veces vemos venir un hecho nefasto y no lo detenemos! Percibimos el síntoma, pero no nos adelantamos a la enfermedad. O entramos en negación. En otros casos, lo que nos abruma es la impotencia. Vemos los indicios o incluso los primeros horrores, pero no está en nuestras manos detenerlo. Esto último sucede, por ejemplo, con el cambio climático, que viene anunciándose desde hace décadas y sobre el cual la ciencia tiene información suficiente, pero contra el cual como individuos podemos hacer poco. Porque son los grandes poderes los que de verdad pueden reducir las emisiones que están causando los estragos que vemos en todas...
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