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Los ejércitos

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Piedad Bonnett
21 de noviembre de 2021 - 05:30 a. m.
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Aterradora resulta la denuncia que hizo Alfredo Molano en El Espectador sobre la violación a Carmen, una mujer trans de Tumaco, por parte de ocho soldados del Ejército y sus consecuencias en su vida hoy. Ocurrió en 2020, y la descripción de las torturas a las que fue sometida, hecha por la víctima, que la dejaron llena de golpes y con varios dientes menos —“me volvieron mierda”— produce dolor y conmiseración. Pero sobre todo, indignación, pues estos criminales pertenecen a una institución que tiene la obligación de velar por los derechos humanos de los colombianos. Hoy, en razón de las amenazas reiteradas de sus verdugos, Carmen tuvo que exiliarse y asumir una vida de penurias, rebusque y explotación laboral.

Fueron miembros del Ejército, también en grupo, los que violaron a una niña embera. ¿Cómo se explica? Rita Segato, a quien mencioné en aquella ocasión, habla del mandato de la masculinidad, que lleva a los hombres, en sociedades machistas, a probarse constantemente su hombría. Y esto incluye exhibirla ante sus pares, que en el caso de una violación implica también reducir, dominar, humillar. Cuando la víctima es una mujer trans, la crueldad se multiplica, porque se trata de castigar todo lo que desacata la violencia patriarcal. Esta es una de las conclusiones de Rita Segato: “Esa «formación» del hombre, que lo conduce a una estructura de la personalidad de tipo psicopático (…) está fuertemente asociada y fácilmente se transpone a la formación militar: mostrar y demostrar que se tiene «la piel gruesa», encallecida, desensitizada, que se ha sido capaz de abolir dentro de sí la vulnerabilidad que llamamos compasión y, por tanto, que es capaz de cometer actos crueles con muy baja sensibilidad a sus efectos”.

Misoginia, homofobia y transfobia no son, pues, sino “parte de la misma embestida punitiva” contra todo aquello que transgreda la ley patriarcal, por naturaleza moralista y puritana. Por eso no resulta extraño que a Andrea Cortés Guarín, la primera mujer trans en la Policía Nacional, le hayan aplicado un castigo extremo por haber robado una crema de ojos en un centro comercial: destitución e inhabilidad de 11 años para ejercer cargos públicos. Homofobia disfrazada de lección ética (cuando hay cientos de casos de impunidad policial).

Pero no son el Ejército ni la Policía las únicas instituciones donde el mandato de la masculinidad se traduce en discriminación, abuso y violencia. En El Tiempo de ese mismo día leemos este titular: “Violencia contra homosexuales: la deuda pendiente de las Farc”. Allí se cuenta cómo a los guerrilleros homosexuales los condenaban a los trabajos más duros “para masculinizarlos”, o los enviaban a hacer labores “propias de mujeres” —pues también eran (¿son?) machistas— o abusaban sexualmente de ellos, y hasta los amenazaban de muerte. La abogada Valentina Parra, investigadora de Colombia Diversa, cuenta: “Los pelotones llegaban a un pueblo y, con la autoridad que les daban las armas, hacían una lista con las personas no gratas, en las que incluían a homosexuales o mujeres trans, simplemente por el hecho de serlo”. Los amenazaban y si no se iban los masacraban. Machismo, misoginia, homofobia y transfobia, pues, tanto en la derecha autoritaria como en la izquierda cavernaria.

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aldemar(14308)22 de noviembre de 2021 - 04:31 a. m.
Todas las Fuerzas Armadas en Colombia (Ejército y Policía) están totalmente podridas. Pueden correr ríos de tinta si se enumeran por escrito las innumerables violaciones a los Derechos Humanos de los colombianos por parte de estos cuerpos del Estado! El fascismo hiede!
Contrapunteo(18670)22 de noviembre de 2021 - 03:18 a. m.
Terrible lo que pasa en las fuerzas armadas, pero no pasa nada. Cada semana se enfrentan a diferentes escándalos y todos se tapan con la misma cobija, pretender que se sancione a los culpables resulta imposible, pues la corrupción viene de arriba; por un caso en el que aparece una sanción se deja de hacer con muchos otros. Al caso que se denuncia hay que agregar narcotráfico, corrupción, etc. et.
jose(33220)22 de noviembre de 2021 - 02:10 a. m.
ah pero es presidiario y patrón diria . por no heterosexuales..
Antonio(45414)22 de noviembre de 2021 - 12:22 a. m.
Manzanas podridas? claro y no son unas cuantas son muchas, tantas que en un país medio decente habría ya un análisis de la situación y las propuestas para terminar con las muchas manzanas podridas.
Javier(nnzwx)21 de noviembre de 2021 - 11:57 p. m.
La formación militar es en esencia desensibilizante. No compasión, no miedo, no debilidad. Y ojalá no pensar ni sentir culpa. Jóvenes por demás normales adquieren patente de corso en las filas, llegando incluso a los extremos del nazismo.
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