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Meritocracia versus politiquería

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Piedad Bonnett
30 de noviembre de 2025 - 05:07 a. m.
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En nombre del cambio, Gustavo Petro se ha empecinado en nombrar a personas sin ninguna experiencia ni conocimiento en altos cargos del Estado. Uno de los ejemplos más aberrantes es el de Juliana Guerrero, a la que se empeñaba en nombrar como viceministra de las Juventudes, a pesar de que se probó que no había asistido a clases y que tenía un título falso. Ahora el Ejecutivo tiene listo un decreto que permitiría eliminar cualquier requisito para nombrar embajadores y embajadoras de Colombia. El argumento del presidente es que “un hijo de obrero puede trabajar más en las relaciones internacionales que un embajador que se va a rascar la panza porque tiene un apellido ilustre”. Si el decreto se aprueba, bastaría ser colombiano mayor de 25 años, aun sin bachillerato, para ser embajador o cónsul. Ya se decretó que no se exige tener un segundo idioma.

Con una idea errónea de lo que es la inclusión, el presidente atenta contra la institucionalidad, pero también contra el esfuerzo de cientos de diplomáticos de carrera que han hecho un monumental esfuerzo de preparación. Lo que se exige me lo resume así una persona que lleva muchos años en ese servicio: “Hay que superar un concurso público muy exigente con pruebas de idiomas, exámenes de economía, ciencia política y relaciones internacionales, además de entrevistas que descartan a la mayoría. Luego viene un año de formación intensiva en la Academia Diplomática, con sueldos modestos y horarios agotadores. Cada cuatro años toca presentar exámenes de ascenso y demostrar todo desde cero. Además, los diplomáticos deben someterse a traslados constantes, separación familiar y adaptaciones sucesivas en distintos lugares”.

Pues resulta que de un plumazo toda esa formación rigurosa está a punto de irse al traste. Bastará con que el elegido no sea “un blanquito” para ser nombrado embajador o cónsul. Populismo y resentimiento. La acusación de que el cuerpo diplomático hace parte de la “oligarquía” fue rebatida hace unos meses, a nombre propio, por Mónica Beltrán Espitia, ministra plenipotenciaria que fue jefe de misión en Canadá, en carta al presidente Petro: “La mayoría venimos de familias corrientes. Muchos no tenemos padrinazgos políticos ni el respaldo de un apellido ilustre”. Y añade: “La verdadera inclusión para la diplomacia en Colombia es abrir los cupos (…) y que quien tenga la idoneidad académica pueda ingresar (a la carrera diplomática), sin importar su origen étnico, su género o su procedencia socioeconómica”.

¡Pero qué importa la idoneidad académica y el mérito! Bajémosle el rasero a todo. No en vano los jueces han tumbado más de 40 nombramientos diplomáticos de este gobierno, por carecer de méritos o por desconocer a los diplomáticos de carrera. Es verdad que la diplomacia ha sido usada en todos los gobiernos para pagar favores y ubicar a familiares y amigos. Pero que el presidente que prometió hacer el cambio y apoyar a los diplomáticos de carrera ahora se proponga destruirla, demuestra, como lo han dicho ya los miembros de Unidiplo, que en su desesperación está dispuesto a pasar por encima de lo alcanzado en años, con tal de poner a sus incondicionales en lugares estratégicos a la hora de las próximas elecciones. ¿Para qué? Es fácil adivinarlo.

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MARIO BERRIO(jbw8b)05 de diciembre de 2025 - 04:28 p. m.
Qué se puede esperar de un tipo que se graduó de milagro de bachiller y del único título que tiene de economía? Entrevistas a compañeros demuestran que era un vago redomado que sólo hablaba paja. Pasó raspando en todo.
NAVY(47439)01 de diciembre de 2025 - 02:29 p. m.
La incoherencia total del alucinado y traidor charlatan.
Gvbnllnh. Bvc. Nm. N jn(98086)01 de diciembre de 2025 - 10:13 a. m.
El mejor comentario: “Yo siempre me pregunto con tantos periodistas tan maravillosos que tenemos en Colombia, por qué ninguno (a) investigo las notas de Petro en la Universidad. Me parece que el tipo es un mediocre en todos los aspectos de su vida y eso se debe reflejar en sus calificaciones académicas. La corrupción que se mueve a su alrededor es aterradora, y tiene una afinidad enorme con todo lo torcidito.”
karl(g3os1)01 de diciembre de 2025 - 02:54 a. m.
En "Polombia con P mayúscula" , NUNCA o casi nunca , ha existido la meritocracia .
fredys lopez ortega(9j2g1)01 de diciembre de 2025 - 02:31 a. m.
La meritocracia es un cuento chimbo que los de arriba, derecha, nos han querido convencer para que sean ellos los que sigan manejando en las relaciones u ocupar los mejores puestos. esto con el fin de limitar a los del pueblo para que no puedan ocupar esos puestos.
  • MARIO BERRIO(jbw8b)05 de diciembre de 2025 - 04:29 p. m.
    El pueblo? Definamos: TODOS los miembros de un conglomerado social. Desde Luis Carlos Sarmiento a Bryan Piraquive
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