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Pandemia, crisis e imaginación

Piedad Bonnett

03 de junio de 2023 - 09:00 p. m.

La pandemia afectó vidas, economías y hábitos, pero todavía resulta difícil medir la magnitud de sus efectos negativos y la eficacia de las medidas que se han implementado para superar las distintas crisis. La más evidente de estas, y tal vez la más difícil de enfrentar, es la de la salud mental, sobre todo en la población infantil, que está sufriendo en proporciones alarmantes de estrés postraumático, ansiedad y depresión. En China, por ejemplo, un estudio encontró que uno de cada tres menores muestra síntomas de dependencia emocional, irritabilidad, incapacidad de socializar y dificultades de concentración. Ya en 2021, UNICEF estimaba que en América Latina y el Caribe –una región donde la salud mental ha sido tradicionalmente descuidada– el 15 % de personas entre los 10 y los 19 años tienen un trastorno mental diagnosticado.

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La pandemia afectó también gravemente a las aerolíneas comerciales y a la industria aeronáutica en general. Ya en los primeros 8 meses de 2020 las pérdidas globales eran del orden de los 250 mil millones, y en América Latina el transporte de pasajeros llegó a caer hasta en un 96 %. La recuperación ha sido rápida, pero por el camino empresas de la región como Avianca y Latam debieron acogerse a la Ley de Quiebras de los Estados Unidos a fin de iniciar procesos de reestructuración, lo mismo que Aeroméxico. Lo malo fue que estas y otras compañías, aprovechando que tienen poca competencia y floja vigilancia, han decidido empobrecer sus servicios hasta el punto de generar un rechazo enojado de sus clientes habituales. Ya se sabe que cobran hasta por el agua, que redujeron el tamaño de las sillas, empeoraron la comida – cuando la hay y algunas han llegado a la mezquindad de prohibir el uso de sus salas VIP o cobrar sumas adicionales a las personas que compran un ascenso, aunque el precio de este sea, como lo es, muy elevado.

Uno de los sectores más afectados y que más duele es el de las salas de cine, que en muchas partes no logran recuperar las cifras de asistencia prepandémica. La industria cinematográfica misma ha sufrido mucho. Algunos estudios muestran que la recuperación, aunque lenta, se dará a partir de 2024, y que el público joven todavía asiste a las salas, pero en Colombia sigue notándose cierta languidez entre el público. Y es que mucha gente se ha pasado para siempre a las plataformas. A esto podríamos agregar que la reacción de los administradores ha sido lenta y bastante tímida: no hay divulgación suficiente de la cartelera, ni campañas atractivas o promociones que motiven el regreso a las salas. Paradójicamente, la industria editorial no se vio tan duramente afectada por la pandemia: según la Cámara Colombiana del Libro, las ventas netas del sector en 2022 crecieron 32,9 por ciento con respecto a 2021, y sigue habiendo predilección por el libro en papel. Pero tengo una percepción: que la escasez de este ha afectado la calidad, y que ahora nos encontramos con gramajes tan bajos que a menudo se transparentan los textos del reverso de las páginas.

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En esta etapa de recuperación, tal vez cabría recordar la frase que se atribuye a Einstein: “En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”.

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