Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Violencia sexual y poder

Piedad Bonnett

07 de octubre de 2023 - 09:06 p. m.

Importante y complejo lo que empieza con la reciente apertura del macrocaso 11 de la JEP, que examinará más de 30.000 casos de “violencia basada en género, violencia sexual, violencia reproductiva y otros crímenes basados en orientación sexual…”, de los cuales más de 11.000 fueron cometidos contra niños y niñas, todos como acciones de guerra. Un horror. Es complejo porque falta muchísima información, los agresores son reacios a confesar esos delitos y existe el riesgo de revictimizar. E importante porque no sólo se espera, por fin, verdad y reparación a las víctimas, muchas de ellas mujeres afrodescendientes e indígenas, sino porque estos testimonios pueden llevar a este país a comprender que esa violencia sexual, ejercida por los guerreros de distintos frentes, se origina en un mandato de masculinidad que funciona en todos los órdenes, incluido el doméstico.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

PUBLICIDAD

Paramilitares, guerrilleros y miembros del Ejército Nacional y la Fuerza Pública del Estado han sido los agresores. Y las mujeres son el 89,2 % de las víctimas. ¿Por qué las mujeres? En entrevista con Yamid Amat, el magistrado Roberto Carlos Vidal contesta: “Sólo por ser mujer. (…) Es una idea que está en el fondo del pensamiento que se llama sistema patriarcal…”. En la guerra, es “la forma más fuerte de humillar al enemigo”. Y es que, como explica Rita Segato en La guerra contra las mujeres, siempre iluminadora sobre estos temas, “la expresión violencia sexual confunde, pues aunque la agresión se ejecute por medios sexuales, la finalidad es (…) del orden del poder”. Mostrar poder y humillar es algo que se persigue también en la violencia doméstica. En estos días, por ejemplo, se han revelado detalles de la violación a su pareja por parte del futbolista Sebastián Villa. La víctima contó que la agresión sexual incluyó golpes y que mientras la accedía le apretaba el cuello y le tapaba nariz y boca.

Segato habla también de “un mandato de pares o cofrades masculinos que exige una prueba de pertenencia al grupo”. Cuando la violencia se ejerce en “manada”, los machos no sólo se amparan unos a otros, sino que el que no participa puede convertirse en víctima. “La estructura funcional jerárquicamente dispuesta que el mandato de masculinidad origina es análoga al orden mafioso”, explica. De ahí que la JEP esté investigando en cada caso si hubo órdenes implícitas o explícitas —como en los “falsos positivos”— de los comandantes de los grupos.

Read more!

El mandato de la masculinidad suele afectar también y de manera brutal a la comunidad LGBTIQ+, a la que juzga desde visiones moralistas y religiosas, y con una idea estrecha de lo que es “normalidad”: todo lo que consideran diferente debe extirparse. La paradoja es que para los que ejercen esta “masculinidad guerrera”, como se ha llamado, matar no es grave, pero ejercer la sexualidad libremente sí. También serán juzgados los militantes de las FARC que obligaban a las mujeres de sus filas a abortar o les quitaban sus hijos, y los comandantes de las Fuerzas Armadas que abusaron de sus propios hombres. Porque detrás de la apropiación violenta del cuerpo del otro lo que hay siempre es desprecio y deseo de sometimiento. Comprender este fenómeno es la única manera de empezar a desmontar el machismo estructural que padecemos.

Read more!
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.