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LA ENSEÑANZA EN LOS COLEGIOS Y universidades está en crisis. La víctima es la calidad.
Hay un abismo entre los modelos pedagógicos que se aplican en la mayoría de las instituciones, incluidas las de la básica y la superior, por un lado, y el modo en que los niños y jóvenes socializan, aprenden y crean, por otro. ¿La razón? La forma en que los actores de la educación usan la internet y las redes sociales.
Una de las claves es el aburrimiento de los educandos frente a la forma como se enseña. El profesor, el que sabe, el que valida el conocimiento, allá; el alumno, el que ignora, acá. Los temas se desarrollan con currículos anticuados, ofrecidos por maestros que poco se actualizan y, con frecuencia, mal pagos. No son de extrañar los ya conocidos resultados en pruebas internacionales, en las que nos rajamos sin misericordia (TIMSS, por ejemplo, para niños de 4º y 8º).
Mientras transcurre el período académico, muchos de los niños y jóvenes están en otro cuento, en el que interactúan entre ellos, con el control de lo que dicen o hacen. Están en las redes sociales, que sirven para muchos propósitos: desde jugar en línea, compartir música, conversar, hasta, por qué no, opinar de política, como ocurrió hace poco con la ola verde en Colombia.
Los menores de 20 son la generación digital. Pueden, aunque a los mayores nos cueste entenderlo, realizar varias tareas a la vez. Chatear, escuchar música, hacer las tareas, masticar yuca frita, practicar videojuegos y actualizar su blog. Sus mayores accesos de impaciencia los tienen cuando la velocidad de internet no da para bajar sus archivos o el PC se demora en iniciar, es decir, cuando su pasión, el acceso a la red, se dificulta.
En los Estados Unidos y en Colombia ya estamos a la pata, un joven de 20 años tiene tras sí 10.000 horas de actividad directa en videojuegos, equivalente a una carrera con su respectiva maestría (teniendo en cuenta 800 horas de dedicación semestral).
Los modelos pedagógicos tradicionales están siendo sustituidos por unos en los que el conocimiento se difunde y valida en forma colectiva y en el que los profesores dueños de la verdad están siendo complementados por “micromentores”, los estudiantes mismos, que aportan conocimiento utilizando creativamente las nuevas herramientas tecnológicas. En vez de modelos lineales y de la sabiduría de los expertos, el mundo está dando un salto veloz hacia esquemas de conocimiento compartido y de aprendizaje en red.
Facebook tiene 10 millones y medio de cuentas en Colombia. Sólo el 2% corresponde a personas mayores de 55. El 83% es de menores de 35 y, dentro de ellas, la mayoría tienen menos de 20.
El problema, en realidad, no está en los alumnos, sino en quienes planean y ejecutan la educación. La pedagogía digital y, con ella, el cambio de métodos y de roles en los procesos pedagógicos deben dirigirse, principalmente, a los profesores. Quizás se pueda, así, aprovechar la enorme creatividad de los jóvenes en la era digital.
