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Si ‘H.H.’ se va…

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Rafael Orduz
07 de agosto de 2008 - 02:35 a. m.
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EL SEÑOR H.H. MATÓ MÁS GENTE que Al Qaeda el 11 de septiembre en Nueva York, Washington y Pittsburgh. Sólo que aquí se trata de Urabá, Valle y Cauca.

Será extraditado para responder por cargos de narcotráfico en el contexto de una política antinarcóticos “made in USA” inoperante que, diez años después del “ahora sí vamos a fumigar de verdad”, tiene a Colombia proveyendo más del 60% de la cocaína consumida en el mundo, de acuerdo con los datos de todas las fuentes, sean de las Naciones Unidas o del gobierno de los EEUU. El narco sigue rampante, con líderes de tercera generación, más informatizado y, si se quiere, con mayor capilaridad, es decir, más descentralizado. Lo nuevo está, quizás, en el proceso de transporte y distribución, en el que capos de México y Venezuela participan de forma creciente en el negocio.

Si H.H. se va, quedará el dolor de decenas de miles de parientes de los asesinados que no olerán la verdad de conocer dónde están los restos de los suyos. No habrá justicia y, desde luego, tampoco reparación. No tendrán ni la oportunidad de lidiar con la rabia, sentimiento inevitable que puede ser destructivo o que, como lo hicieron los Andoque, podría contribuir a la paz. ¿Cómo manejar la rabia?

Hace décadas los Andoque, habitantes de la selva, fueron víctimas de una brutal matanza de parte de los hombres-danta (hoy serían los hombres-sierra). A fines del siglo XIX la búsqueda de caucho y quina dio lugar al inicio de la colonización del Caquetá. En 1890 la compañía Arana y Vega Limitada había reclutado a la fuerza 12 mil indígenas, casi el doble de lo que hoy es la nómina de Ecopetrol. Cambiaron la forma de vida de los Andoque, de recolectores a esclavos. Incineraciones, mutilaciones, castraciones, violaciones, destrucción del hábitat y las costumbres, el asesinato de 40 mil indígenas, les llevaron hacia 1930 a defenderse con sus armas rudimentarias, con algún éxito. Ello condujo a que los caucheros propusieran un acuerdo de paz.

Los Andoque “…decidieron que antes de firmar la paz, tenían que vomitar la rabia. ¿Cómo vomitar la rabia? … Saben los Andoque que apaciguar la rabia es llegar a la paz. Los Andoque reconocen hoy, aproximadamente un siglo después, un lugar en la selva llamado Matanzas, en donde fueron exterminados 12.000… por las boas y los hombres-danta. A este lugar acuden bajo el llamado de tambores para rememorar como sociedad, para sanarse de tanto dolor, recordar los muertos y proseguir la vida”. “Llorar/ Exclamar sollozos/ Exclamar gemidos/ Exclamar suspiros/ Cantar y cantar/ Volver a caminar de regreso…” (Esther Sánchez B., Resiliencia y cultura, principios y procedimientos de los indígenas Andoque de Colombia para vivir y crecer después del horror de la muerte).

Si los HH se van extraditados, sin que hayan contado acerca de las fosas, los patrocinios y complicidades, no habrá, para muchos, verdad, justicia, reparación, ni espacio para darle a la rabia una dirección diferente al odio.

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