Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Los cambios en el mundo del trabajo, particularmente en lo que corresponde a los trabajadores del conocimiento, están a la vista. Más diversidad, virtualidad y flexibilidad serán características tanto de los enganches como del acceso a la formación en el 2023 y en los años siguientes.
La globalización, como la conocíamos, ha cambiado. El conflicto comercial y geopolítico entre los Estados Unidos y China, la relocalización geográfica de plantas y proveedores de grandes corporaciones, las disfuncionalidades en las cadenas de sumninistro, la guerra desatada por Putin en Ucrania, apuntan a un rediseño en la orientación de los flujos de bienes y servicios, del capital y del talento humano. Los cambios los coronan algunos de los éxitos de movimientos nacionalistas y xenófobos en múltiples naciones, incluyendo el que condujo al Brexit, que muchos votantes a su favor ahora lamentan.
No obstante, los cambios en diversas tecnologías siguen su recorrido exponencial. La post-pandemia ha resultado en mayores posibilidades de trabajo remoto al refinarse las salas de trabajo virtual, los mecanismos de seguimiento a la productividad y la posibilidad de reunir trabajadores procedentes de cualquier latitud del mundo.
El mercado, para los empleados del conocimiento, es global. Los canales de enganche, para ciertas ocupaciones, no se presentan, ahora, por la vía de los tradicionales anuncios de ofertas laborales o la búsqueda de parte de los “caza talentos” localizados en los mercados de orden nacional o regional.
Firmas colombianas, innovadoras, algunas de ellas exportadoras, están sufriendo el embate de empresas extranjeras, que les arrebatan sus mejores empleados. Algunas tienen sucursales en el país. Otras, no. En el mundo de la información, a una empresa extranjera con negocios internacionales, sin necesidasd de contar con sede local, le basta poner la lupa en algunas plataformas para detectar talentos, coquetearles, hacerles ofertas … y engancharlos. No es necesario, en muchos casos, que los nuevos empleados se muden de país, así el contratante nuevo resida en Francia, Bélgica, los Estados Unidos, o algún país asiático.
Las fuentes de indagación por el talento son múltiples, comenzando por linkedin. Dependiendo de las disciplinas, hay múltiples recursos para localizarlo. En el caso de ámbitos como la inteligencia artificial, el “machine-learning”, la ciencia de los datos, hay plataformas en las que los profesionales exponen públicamente sus trabajos como Github o Kaggle. Allá miran los caza-talentos modernos y, con facilidad, contactan a los eventuales candidatos, pues sus capacidades están a la vista.
Un fenómeno concomitante, cuando se examinan dichas plataformas, radica en la tendencia a que los títulos profesionales de los candidatos potenciales a buenas ofertas laborales jueguen un rol cada vez menor; la real capacidad de resolución de problemas, de aprender en forma permanente, el trabajo colaborativo, son fácilmente corroborables.
Ya se ha dicho, hace años que, en campos como los mencionados, hay déficit de decenas de miles de profesionales en Colombia, aunque la disputa por la excelencia es global. Gente buena se necesita por doquier.
El drama en Colombia es la escasez crónica de oferta de talento humano altamente calificado y, como se dijo, la imposibilidad de competir en el monto de salarios con empresas extranjeras. Empresas colombianas, pequeñas y medianas que se han esmerado en formar su talento humano, ven desertar valiosos profesionales que encuentran mejores horizontes.
No tienen otra alternativa que la de internacionalizarse (el incentivo de la tasa de cambio, por supuesto juega un papel) y la de cultivar el talento…. y remuneralo mejor.
Descubrimiento del agua tibia: inglés, inglés. Tanto para los trabajadores del conocimiento como para empresas que quieran ofrecer sus servicios más allá de América Latina.
