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HA PASADO DESAPERCIBIDA UNA noticia de Guatemala, de interés por partida doble.
Por un lado, porque han sido condenados los asesinos de un dirigente desaparecido hace 26 años, como los hay tantos aquí; por otro, porque el héroe de la jornada es el colombiano Daniel Guzmán, profesional experto en análisis estadístico aplicado al establecimiento de la verdad en la comisión de delitos atroces. Es consultor de Benetech, organización con mucho trabajo en estos años de comisiones de la verdad y tribunales internacionales.
La verdad es la base para que haya justicia y reparación. En países como Guatemala, El Salvador y Colombia son demasiados los muertos de la última parte del siglo XX y muchos los autores materiales e intelectuales que andan sueltos por ahí. La verdad, escurridiza, es una necesidad imperiosa para quienes han sobrevivido a la muerte violenta de sus seres queridos y requisito para la reconciliación.
El conflicto guatemalteco produjo alrededor de 200.000 asesinatos entre 1960 y 1996. De ellos, 40.000 estuvieron relacionados con desapariciones. En 1996, con la firma de los acuerdos de paz, fue disuelta la Policía Nacional de Guatemala. Los archivos de la institución desaparecieron como por arte de magia.
Édgar Fernando García, dirigente sindical guatemalteco, fue detenido por la Policía en compañía de un colega suyo en febrero de 1984. Mientras que de García no se volvió a saber desde el momento de la detención, el acompañante fue herido, llevado a un hospital y luego desaparecido. Tras más de dos décadas de incertidumbre e impunidad, más de 30 millones de documentos de la antigua Policía, originados entre 1960 y 1995, fueron encontrados en un depósito de municiones en 2005.
Utilizando sofisticadas técnicas estadísticas de análisis muestral, con el rigor de modernos arqueólogos de la información, Guzmán y el equipo a cargo del escrutinio del archivo reunieron pruebas suficientes que permitieron dar con los responsables del asesinato de García.
El Tribunal Octavo de Sentencia Penal condenó a cuarenta años de cárcel a Héctor Roderico Ramírez Ríos y Abraham Lancerio Gómez, agentes de la Policía en 1984, veintiséis años después del asesinato de García. Se abren las puertas a la verdad.
El reto de la verdad en Colombia es descomunal. La cifra de muertes y desapariciones es tan incierta como real la impunidad. Desde la barbarie en contra de la Unión Patriótica en los 80 y 90; Machuca y Bojayá; los asesinatos de líderes de todos los sectores; Galán, Jaramillo, Gómez Hurtado, los hermanos Turbay Cote, Landazábal, Jaime Garzón, Tovar de Andreis y tantos en el anonimato, hasta los miles de secuestros, harán que la búsqueda de la verdad sea prioridad en los próximos veinte años. La vía de Guatemala es una luz.
Será un trabajo arduo y doloroso en extremo. Aunque, en esta época de wikileaks y tanta fuente aportante de pruebas, es probable que el esclarecimiento de algunos crímenes tipo DAS sea un proceso a prueba de Martinellis.
