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Esta campaña a la presidencia de la de la República seguirá siendo sorpresiva. No solo porque detrás de cada piedra aparece un nuevo aspirante, sino además porque entre ellos hay algunos que suscitan risas o asombro, por decir lo menos.
Empiezo por señalar mi profunda sorpresa por lo que es inexplicable en el acontecer político. Resulta que Álex Char, bien conocido en Barranquilla y en la costa Caribe, pero desconocido para el resto de sus compatriotas, pretende hacerse presidente sin pronunciar un solo discurso, ni asistir a debates y ni siquiera conceder reportajes. Su estrategia es que solo podamos oírlo cuando ya esté sentado en el Solio de Bolívar y no haya remedio alguno para enmendar el yerro de haberlo elegido sin escucharlo. Si Char llegase a convertirse en candidato o presidente, eso sería una proeza “olímpica” en la historia política de la humanidad. Un señor que no habla fue capaz de convencer a su pueblo de que lo eligiera como su mandatario.
Quienes conocen a este vástago de esa multimillonaria familia aseguran que Álex no es el gallo para debatir en público, porque lo suyo es pasearse apenas en los desfiles inaugurales del Carnaval de Barranquilla, en eventos similares y, últimamente, hasta en espectáculos de reguetón. Esa debilidad personal y dialéctica explicaría que no haya aceptado una sola entrevista o debate en medios nacionales, donde obviamente teme enfrentarse a preguntas incómodas sobre las relaciones de su parentela, empezando por los Nule, los Daes y otras yerbas del pantano. Tiene confianza en que el botín familiar todo lo solucionará.
De otro lado, el candidato de Colombia Justa Libres, John Milton Rodríguez, en verdad pastor de un grupo cristiano, declaró a este periódico que “las coaliciones y consultas de marzo son el mayor atentado contra la democracia”, porque en su criterio son solo alianzas para ganar votos conformadas por quienes ni siquiera piensan igual. Hágame el favor la confusa lógica. Según eso, las coaliciones solo pueden hacerse entre quienes piensen lo mismo y no para sumar preferencias de los votantes. El candidato cristiano, en todo caso, no tiene tan clara la cosa, porque en el mismo reportaje, luego de estigmatizar las consultas, aseguró que sí está dispuesto a hacerlas, pero con coaliciones conformadas solo con quienes sean idénticos a ellos.
Semejante galimatías debe ser muy difícil de digerir para los muchos seguidores de esta poderosa congregación religiosa hoy transformada en colectividad política, que de llegar al poder muy seguramente ignoraría la regla, esa sí sagrada, de que la Constitución Política hizo de Colombia un Estado laico. Que nos proteja el que sabemos, como suelen decir los ateos. Fácil resulta imaginar cómo sería un gabinete en un gobierno comandado por este religioso-senador y lo que le pasaría al país del Sagrado Corazón, hoy de la Virgen de Chiquinquirá por obra y gracia de otro rezandero camuflado como Iván Duque. Lo más parecido a una guerra santa.
Por ejemplo, al enhiesto exdefensor del Pueblo Carlos Negret le han llovido rayos y centellas porque el mismo día en que entregó el contundente informe de la ONU que confirmaba las masacres policiales estaba lanzándose como candidato del Nuevo Liberalismo al Senado. Sus detractores lo creen oportunista. Sin embargo, guardan silencio respecto al abogado de la parte civil en la investigación por la muerte de Álvaro Gómez Hurtado, que brincó de ese expediente judicial a candidato a la Presidencia. A este inquieto y algo cómico personaje la ultraderecha laureano-alvarista le perdona la cantinflesca aspiración a ocupar el mismo cargo del que fue destituido su tiránico abuelo y al que no pudo llegar su tío.
Cosas de la política que nadie puede explicar.
Adenda No 1. Con la ley de seguridad ciudadana el fascismo criollo consiguió legitimar los excesos policiales contra quienes protesten pacíficamente y justificar la pena de muerte a través de la “legítima defensa privilegiada”. Magistral legado del Centro Democrático y de este Gobierno.
Adenda No 2. Por fin. Deportivo Cali, otra vez campeón. Felicitaciones al técnico, Rafael Dudamel, y a los valerosos jugadores.
