El año que se inicia será de muchos cambios en puestos importantes, donde seguramente la mano de Petro y sus aliados se hará sentir. Es su cuarto de hora.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
El próximo 31 de diciembre terminarán los períodos de alcaldes y gobernadores, y debe renovarse el poder ejecutivo regional. El Gobierno no permanecerá indiferente y es muy posible que el Pacto Histórico se apodere de las alcaldías de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, bien directamente o en coaliciones. En Bogotá todo se ve confuso, porque aunque hay expresiones clientelistas esta no es tierra de “feudos podridos”, como ocurre en casi el resto de las capitales. Seguramente el hijo de Galán volverá a intentarlo, pero la verdad no lo merece si se tiene presente todo lo que ha pasado y han hecho con el Nuevo Liberalismo, una colectividad familiar, elitista, odiosa y excluyente, desde su lagarto secretario general hasta sus directivos, todos pescadores en el río revuelto de la politiquería. Es el denominador común con el Movimiento de Salvación Nacional, otra aventura clientelista hecha a la medida de una familia de la rancia godarria que recientemente demostró no tener votos. No falta sino que rehabiliten la Nueva Fuerza Democrática, el movimiento de la también derrotada casta Pastrana.
En Antioquia en forma descarada el belicoso alcalde de Medellín, Daniel Quintero, mueve sus fichas para dejar un sucesor de su conveniencia que le guste a Petro. Hoy no es pecado que los funcionarios intervengan en política; por el contrario, ahora parten del supuesto errado de que es su derecho manipular en favor de los suyos las elecciones. En Barranquilla la maquinaria la mueve la poderosa y cuestionada familia de los Char, y no sería raro que regrese el vástago que han “prestado” a la Alcaldía, de la que se creen sus dueños. En Cali hay candidatos de todos los pelambres, incluido otra vez el momio Alejandro Éder, quien podría ganar si entiende que con el solo apoyo del detestado y avaro notablato caleño no lo logará. Y, claro, también empieza a sonar Dilian Francisca Toro (la Sultana del Valle), quien no renuncia a su hegemónica presencia en el departamento del que es ama y señora. Eso, sin menospreciar al retirado monseñor Monsalve, exarzobispo de Cali, quien colgó la sotana sin sancionar a los curas pederastas, porque hoy vestido de civil algunos lo quieren de alcalde.
En la Fiscalía y la Rama Judicial el 2023 será agitado. Como Barbosa deja su cargo en febrero de 2024, es necesario reemplazarlo en 2023 o iniciar el proceso de su selección. El petrismo siente que se tomará el ente investigador y ya hasta hay una terna probable de aspirantes, alguno de los cuales anda promocionándose respaldado por Petro y Uribe.
En el Consejo de Estado habrá terremoto, porque saldrán ocho magistrados. El 2023 se lo pasarán discutiendo nombres y haciendo alianzas. En la Corte Suprema tendrán que nombrar a cinco magistrados, en su mayoría de la Sala Penal. En la Corte Constitucional se irá al final del año el magistrado de tendencia liberal Alejandro Linares, y como él fue ternado por Presidencia le corresponderá a Petro el delicioso encargo de proponer a alguien del séquito de la Casa de Nariño. En el Consejo de la Judicatura hay una vacante que debe ser provista por la Corte Suprema. Las cortes todas estarán en campaña.
Es previsible que habrá cambios en el gabinete porque pasado el primer semestre de luna de miel, en el que Petro ha sido más emperador que presidente, empezará el desgaste de los ministros. Ya hay uno que en vez de ministro parece capellán de Palacio. Esto apenas empieza.
Adenda No 1. Dos libros en estos días de descanso obligado. El primero, Presidentes sin pedestal, de Nicolás Pernett, texto ameno sobre la historia cínica de los gobernantes de Colombia, en particular el capítulo siete sobre las tiranías conservadoras de Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Gustavo Rojas Pinilla. El otro, Una historia política de Colombia. Del siglo XIX al Frente Nacional, de Álvaro Tirado Mejía, un trabajo documentado y hábilmente presentado.
Adenda No 2. Ojalá después del fracaso de su aventura amorosa el “entusado” nobel Vargas Llosa regrese a la literatura y deje de hacer vaticinios electorales equivocados en favor de las ultraderechas y de prologar libros babosos e inútiles. Veremos si es capaz de escribir una novela biográfica de estos años ruidosos de noviazgo y jet set.