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Si Petro quiere un acuerdo nacional en tierras, educación y verdad sobre el conflicto, habrá que hacerle caso, siempre que él mismo se obligue a destapar sus cartas y hacer concesiones.
En efecto, una transacción con la “oligarquía” que tanto le incomoda, como la que propuso con megáfono en mano durante la marcha multitudinaria pagada con recursos públicos, sería lo más parecido a casarse con un revólver en la cabeza. Para transigir diferencias es necesario que las partes enfrentadas se hagan mutuos reconocimientos. Si una parte impone su voluntad a la otra, además sin nada a cambio, jamás podrán serenarse los ánimos ni superar las discrepancias. Dando y dando. Veamos cómo podría diseñarse y ejecutarse el tal acuerdo y qué esperaría el país de Petro.
Tal parece que por “verdad” Petro entiende que todos los demás confiesen sus faltas para cumplirle a su obsesión de judicializar a críticos y opositores. ¿Pero la verdad sobre el conflicto no pasa también por el M-19? Por supuesto que sí. Por ejemplo, a pesar de las amnistías e indultos decretados en favor de los insurgentes de ese grupo alzado en armas, entre otros a Petro, valdría la pena que, por ejemplo, el M-19 aportara verdad sobre los secuestros que perpetraron, cuánto recaudaron por cuenta de ese sangriento negocio, dónde quedaron esos cuantiosos recursos, para no hurgar en la averiguación de quién financió el asalto al Palacio de Justicia que terminó con la brutal y criminal retoma del ejército el 6 y 7 de noviembre de 1985.
En relación con las tierras es evidente que Petro debe revisar el papel del Gobierno en la Agencia Nacional de Tierras (ANT) y el Ministerio de Agricultura —hoy en manos de dos personas acaloradas e intransigentes—, pues debe exigir que le bajen a la agresividad en el discurso y los procedimientos. En efecto, de nada les servirá a los campesinos que la gran reforma agraria y rural se reduzca a formular denuncias penales contra los anteriores directores de la ANT. Tampoco las gentes del campo tendrán satisfechas sus reclamaciones viendo los contratos millonarios, como el que han revelado varios medios por $15.475’361.666 celebrado por la ANT con RTVC, el pujante canal de televisión al servicio exclusivo del régimen.
Y si la educación es un punto de honor del acuerdo nacional que quiere Petro, aquí también tiene que estar dispuesto a ceder. Todos queremos tener un país medianamente educado, en eso no hay distancias con nadie. Pero la educación como derecho fundamental, y además gratuita, hay que pensarla bien porque apunta a marchitar la educación privada, lo mismo que las facultades extraordinarias que está pidiendo Petro para que él solito decida el futuro de la educación pública y privada.
Petro entendió que solo no puede y por eso convocó la marcha que ratifica mi tesis de que su intención es manejar su cuatrienio con el fuete virulento y totalitario de la democracia plebiscitaria. Seguramente convocará otras jornadas con sindicatos y la minga indígena para que parezca que, no obstante las pésimas encuestas, triunfará el próximo 29 de octubre en las elecciones. A Petro alguno de sus cercanos debería advertirle que no perturbe más las campañas de Bogotá y las regionales y, además, recordarle que el M-19 fue obra y consecuencia del publicitado fraude electoral en 1970 cuando Rojas Pinilla perdió el poder que quedó en manos de Misael Pastrana, un clásico exponente de la mediocridad del Frente Nacional.
Por todo eso, cacaos, congresistas, partidos políticos, Iglesia católica y las fuerzas vivas deberían sumarse ya al acuerdo nacional. Tenemos que ahorrarnos los gastos de estas marchas que financiamos todos con el erario, además porque si en tiempos de guerra el Estado hizo las paces con personas como Petro, tiene que ser posible que nos pongamos todos de acuerdo en estos días de la Paz Total.
Adenda No 1. Sigue arrasando la estrategia del excontralor Carlos H. Rodríguez y sus secuaces para recuperar el cargo con artificios leguleyos. Ya les falta muy poco y les sobra cinismo, porque tienen el músculo suficiente para que nada ni nadie los detenga en la Corte Constitucional.
Adenda No 2. Releyendo la correspondencia reciente de la excluida candidata a fiscal Amparo Cerón, se ve la influencia de la mano perversa y enredadora del marrullero ex fiscal general que anda muerto del susto con que termine el nefasto y politizado período de su aliado, el perseguidor Barbosa.
