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Notas de buhardilla

Colombia balcanizada

Ramiro Bejarano Guzmán
26 de enero de 2025 - 05:06 a. m.
“Decretar la conmoción solo para Catatumbo o Arauca puede desintegrar el país”: Ramiro Bejarano Guzmán.
“Decretar la conmoción solo para Catatumbo o Arauca puede desintegrar el país”: Ramiro Bejarano Guzmán.
Foto: EFE - Mario Caicedo
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Para quienes no lo recuerdan, balcanizar es desmembrar un país en territorios o comunidades enfrentados, como ocurrió fatalmente en los Balcanes; de ahí la denominación. Con lo que está sucediendo hay quienes creen que, en la Casa de Nariño, a sabiendas o imprudentemente, estarían balcanizando el país.

En efecto, declarar en guerra interior justamente la zona de frontera con Venezuela es debilitarla más y servirla en bandeja a Maduro, Diosdado y al ELN, para que implanten allá su ley. Sería una locura, a menos, claro, que la intención secreta sea multiplicar la zozobra y el desorden, obviamente para enrarecer el proceso electoral, ya sabemos con qué fines.

El improvisado anuncio del presidente de decretar simultáneamente, casi que por las mismas causas, la conmoción interior y la emergencia económica, dizque para superar la crisis violenta en Catatumbo que él mismo permitió junto con sus intolerantes negociadores con el ELN, es una solución suicida. Por fortuna, a última hora, cuando la opinión ilustrada protestó, tuvo que desistir de la emergencia económica con la misma ligereza con la que prometió decretarla.

Es inconcebible que se haya utilizado una red social para informar que el mandatario solito tomaba esas trascendentales decisiones, para las cuales la Constitución manda que deben adoptarse mediante decretos firmados por todos sus ministros. El presidente no está dispuesto a oír a nadie de su gabinete, en el que me resisto a creer que no haya un(a) ministro(a) con carácter y capaz de advertirle que no cuente con su firma para expedir tales decretos que, como lo vaticinan los constitucionalistas, muy seguramente caerían pulverizados en la Corte Constitucional, así el amanuense procurador Eljach se precipite a conceptuar en favor de esa legislación excepcional.

En medio de esta confusión y caos, no sabemos cuáles ministros firmaron sin leer el decreto de conmoción interior ni con cuáles Petro pensó en decretar la emergencia económica, si su gabinete está prácticamente desintegrado y silenciado. Los que se van estarán incómodos de firmar decretos abiertamente contrarios a la Constitución, y también los que llegarán, porque, por más sumisos y obsecuentes que sean, unos y otros saben que cuando esos decretos se ahoguen en las plumas libres de la Corte Constitucional, serán nefastas las consecuencias no solo políticas para quienes se presten a semejante emboscada constitucional.

Petro parece delirar con su advertencia infortunada con sabor a amenaza: “Espero del poder judicial su apoyo”. La Corte Constitucional quedó notificada de que al jefe de Estado le molestaría que los decretos dictados al amparo de la conmoción no pueden caerse en el control de constitucionalidad. Alguien debería recordarle lo que estoy seguro algunos de sus profesores de constitucional en el Externado le tuvieron que haber informado, acerca de que el “poder judicial” nunca está al servicio de un gobernante por más poderoso que se sienta, sino de la salvaguarda del Estado de Derecho. En las Altas Cortes también saben leer los crípticos e intimidantes trinos presidenciales.

Lamentablemente parece que están jugando con candela con esta aventura de la conmoción interior, inconstitucional y peligrosa por cuatro razones: (i) lo que está ocurriendo en el Catatumbo es culpa del Gobierno y sus cómplices negociadores de paz con el ELN, quienes deberían responder al menos políticamente por el daño causado a la nación con el esperpento de este nuevo fracasado proceso de paz; (ii) la crisis de orden público en esa olvidada región puede conjurarse “mediante el uso de las atribuciones ordinarias de las autoridades de policía”, como lo confirma el envío de batallones policiales a Tibú; (iii) las causas para decretar la conmoción anterior no son sobrevinientes, como lo exige la Constitución, y prueba de ello fue la advertencia que hiciera la defensora del Pueblo sobre lo que estaba por reventar, a quien tampoco oyeron; y (iv) decretar la conmoción solo para Catatumbo o Arauca puede desintegrar el país porque después habría que hacer lo mismo para Cauca, Jamundí, Nariño, Meta, Buenaventura, Tuluá, etc. Entonces, ya no habrá reversa para restablecer la maltrecha unidad nacional y recobrar el fracturado territorio. Soldado avisado.

Adenda. Bienvenidos los cruceros por el río Magdalena organizados por la gobernación de Bolívar, porque, como canta el inmortal bunde tolimense: “Nacer, vivir, morir amando el Magdalena, la pena se hace buena y alegra el existir”.

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