Néstor Humberto Martínez (NHM) prometió hacer una fiscalía despolitizada y nada mediática, pero ya en el cargo ha demostrado que lo hace bien con los micrófonos y las cámaras, en especial con los de El Tiempo y Semana, donde recurrentemente lo ponderan y le dan cabida calurosa al espejo retrovisor que maneja hábilmente.
Ya habrá oportunidad de comentar las decisiones penales de esta Fiscalía, cuando se empiecen a producir, porque hasta ahora el llamado a indagatoria de Palacino no es novedoso, pues a este cuestionado empresario también lo habían citado a lo mismo. Por lo pronto, conviene examinar algunas declaraciones de NHM, que a muchos nos ha dejado la sensación de que no se traga los acuerdos de La Habana y, lo que es peor, que pondrá sus temidas estrategias al servicio de la causa de reformarlos.
El vicepresidente Vargas Lleras rompió su silencio expresando que votará por el Sí, pero que tiene dudas sobre la situación de los empresarios (el Acuerdo habla de terceros), y por ello opinó que será importante “la reglamentación que el Gobierno lleve al Congreso”. Pero luego a NHM le da por “desarrollar” el tema de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) pretendiendo revocar aspectos trascendentales acordados en La Habana, y es allí donde no es deseable que se empiece a comportar como Ordóñez.
En efecto, NHM cree que el trabajo que habrá de ejecutar la JEP debió habérsele dejado a “la Corte Suprema de Justicia porque ha demostrado que no le tembló la mano cuando le correspondió juzgar a muchos de los factores de la guerra: narcotraficantes, paramilitares, parapolíticos, etc”, y agrega, entre incrédulo o crítico, que “ojalá no haya traumatismos”. Esa postura del fiscal es incomprensible, pues la razón por la cual se diseñó la JEP no fue por desconfiar o para descalificar a la Corte Suprema, como parece inferirse de la confusa declaración de NHM. Diseñar una jurisdicción diferente de la ordinaria que investigue y juzgue a los actores del conflicto era una necesidad para no someter a los exguerrilleros a la justicia del régimen que combatieron durante más de medio siglo, porque eso sería imponerles la justicia de los vencedores, que tantos males ha traído en otras experiencias.
Pero NHM también dice estar preocupado con los empresarios, porque, a su juicio, hay un problema con quienes no se sometan a la Jurisdicción Especial para la Paz, pues no se previó un tratamiento –obviamente beneficioso— para ellos. Y el fiscal va más allá, porque confiesa que ya le planteó la “duda” al presidente y que él está de acuerdo con que este tema sea objeto de desarrollo legislativo especial. Y no contento con ello, además NHM aventura su opinión al sostener que los empresarios que no participaron voluntariamente en el conflicto no deben pasar por la JEP, como si no fuese obligatorio para la Fiscalía remitir toda la información que posea para que sea esa jurisdicción especializada, y no el fiscal, quien diga la última palabra sobre la situación judicial de todos los industriales. Ya veremos con qué criterio la Fiscalía selecciona a unos empresarios para que les caiga el peso de la ley o para exonerarlos sin fórmula de juicio, y si esto le gustará a la Corte Penal Internacional.
Y para rematar, el fiscal propone que el Tribunal de la JEP sea reglamentado por la ley, ignorando que los mismos acuerdos de La Habana prevén que esa tarea corresponde a los magistrados de cada sala.
¿De qué se trata todo esto ? ¿Acaso el fiscal pretende que el Congreso “corrija” lo que a él y su partido no les gusta de la JEP? Lo raro es que Uribe anunció que, de ganar el Sí, habrá que enmendar los acuerdos de La Habana a través de leyes ? Vaya coincidencia entre el fiscal y Uribe. Me resisto a creer que Santos esté propiciando el peligroso camino de desconocer lo acordado en Cuba. Si el desorden va empezar por casa, apague y vámonos.
Adenda. No al referendo para prohibir la adopción gay. La senadora Vivianne Morales no puede seguir militando en el liberalismo, sencillamente porque no es liberal, y el partido tampoco se lo puede permitir. Es cuestión de coherencia.
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