Veremos si el clima de polarización que vive el Gobierno se alivia con la llegada al gabinete de Juan Fernando Cristo y Ángela María Buitrago, cada uno experto en su área. Llegan en medio de un ambiente enrarecido por episodios desagradables y ordinarios, como los paseos de Petro en Panamá sin ningún pudor ni respeto por su dignidad presidencial.
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Cristo es hábil, cocinado en muchas aguas y en tormentas agitadas, a quien el país conoce. Recoge el guante de la Constituyente de Petro, pero no a palo seco como pretendían imponerla, sino recomponiendo el enredo que ni él ni sus ministros salientes pudieron enderezar. Sí, hay que convocar una constituyente, pero previamente hay que ambientarla nacionalmente y acatar la Constitución del 91, es decir, una ley aprobada en el Congreso, revisada por la Corte Constitucional, para después llamar a elecciones en las que participen todos los aspirantes, no solamente las hordas petristas, como lo quieren en la Casa de Nariño. La otra diferencia sustancial es que esta nueva constituyente se realizaría cuando ya Petro no esté en el poder. Así las cosas, esta constituyente no es la misma de Petro, y habrá que ver si el mandatario permite lo que propone Cristo. ¡Lo dudo!
Lo primero será definir el temario de esa constituyente que principalmente debe ser reformar la justicia, así al doctor Gerson Chaverra, presidente de la Corte Suprema y pastranista pura sangre, se descomponga, como ya lo hizo en la Comisión de la Justicia cuando alguien propuso algo que no le gustó. El camino no puede ser intentar una reforma a las altas cortes de la mano de ellas mismas, como viene ocurriendo con todos los pasados intentos de enmienda constitucional, porque ellas no están interesadas ni permiten que se les reforme; por eso ya salieron a protestarle a Cristo por atreverse, y entonces el asunto terminaría en la fórmula lampedusiana de que para que todo cambie hay que dejar las cosas como están.
No, si va a haber constituyente hay que eliminar las facultades electorales de todas las corporaciones, modificar el sistema de nombramiento de los togados para que cese ese rosario de indignidades en que se ha convertido el desfiladero de los aspirantes por los despachos de los titulares o de los congresistas casi que presentando examen y humillándose. Cristo y Angela María deben saber que una reforma a la justicia no se hace cabildeando con los mismos de siempre sino en contra de sus manipulaciones; lo ideal y sano sería volver a barajar en todas las cortes, que se vayan todos los actuales magistrados aun cuando injustamente salgan algunos, y designar sus reemplazos mediante un sistema franco de convocatoria nacional y no alimentando los “feudos podridos” de los que habló el expresidente López Michelsen.
De otro lado, el nombramiento de Angela María es bueno por quien llega y también por el favor que le hicieron a Osuna, porque el exministro queda con manos libres para sumarse a esa ya larga lista de candidatos a Defensor del Pueblo, Magistrado de la Corte Constitucional y Procurador, aunque el próximo jefe del ministerio público debería ser Daniel Coronell, cuyas investigaciones periodísticas son exitosas y necesarias contra la corrupción. Inclusive Osuna podría retomar sus labores administrativas en el Externado y aspirar a ser el próximo rector de nuestra alma máter, con muchas posibilidades, iguales a las que hoy ha cobrado la profesora Buitrago para el mismo cargo.
Ángela María Buitrago es una avezada penalista, socióloga, procesalista, investigadora, litigante ardorosa, curtida como fiscal delegada ante la Corte, educadora apreciada, estudiosa, quien no pasará desapercibida al igual que en las muchas otras tareas que ha desempeñado con lujo y brillantez, como en México, donde hizo parte del equipo de investigadores de la masacre de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Buitrago sobrevivió a la pasada elección como fiscal general sin dejarse doblegar por intercambios clientelistas, de los que amenaza con revelar la otra candidata, Amelia Pérez, al pedirle al Consejo de Estado que le permita declarar en el proceso de nulidad de la designación de la doctora Camargo, lo que seguramente no harán porque algún vericueto procesal se inventarán.
Tengo mis dudas de que Petro le jale a una constituyente advirtiendo la Constitución y que además se convoque cuando ya no sea presidente. ¡Amanecerá y veremos!
Adenda. Comandante de las fuerzas armadas un oficial que no sea del Ejército es una fórmula fracasada.
