Lo logró la Fiscalía del candidato Barbosa y, de su mano, la más pavorosa campaña de la derecha contra gobierno alguno. Era previsible que Nicolás Petro no se iba a guardar el arsenal de historias con las que cuenta, inventadas o no, para salvarse del carcelazo que se le avecina. La realidad hoy es dolorosa, pero hay que asumirla. El presidente Petro y su gobierno están tambaleando y no parece exagerado que tengan que contemplar la posibilidad de renunciar.
Si, sin que abriera la boca Nicolás, ya el Gobierno había perdido la presidencia del Senado y más tarde de la Comisión Primera de esa corporación y de la Comisión de...
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