EN TIEMPOS DE SATRAPÍA, ES LÓGICO que el Gobierno aplaste un movimiento sindical con la brutal decisión de la conmoción interior. Por ese camino Uribe otra vez les da tratamiento de facinerosos a los jueces, como lo ha hecho durante sus gobiernos.
No es lo mismo un paro pacífico que una alteración del orden público, que es lo que justifica la conmoción interior. El paro judicial, si bien creó dificultades que pudieron solucionarse por vías ordinarias, ninguna subvirtió el orden público.
Uribe no agotó caminos civilistas, pues a pesar de reconocer la justeza de los reclamos de los jueces, prefirió sacudir al país con una medida antidemocrática, contando para ello con la complicidad del Consejo Presidencial de la Judicatura, el mismo que el actual mandatario prometió eliminar porque “es muy costoso”.
Por cuenta de la conmoción interior, se ejecutará la oprobiosa maniobra de remover jueces y fiscales, para nombrar en su reemplazo alfiles del uribismo. Más jueces de bolsillo, era lo que nos faltaba en esta democracia de papel.
Es un escándalo que después de la insólita sentencia de la uribizada Sala Disciplinaria, que dejó sin piso la condena de la Corte Suprema contra Yidis, para salvar al ministro Diego Palacio —y además al Gobierno, sin que nadie se lo hubiese solicitado—, el Consejo Presidencial de la Judicatura haya prohijado la conmoción interior. Y aterrador que ese mismo Consejo esté aprovechando esa circunstancia excepcional, para introducir reformas legales que nada tienen que ver con la supuesta perturbación del orden público.
En efecto, hace un mes fui invitado a un foro académico organizado por el Consejo de la Judicatura, para discutir algunas propuestas de reformas legales, como la de permitir al juez rechazar de plano una demanda por manifiesta carencia de fundamento. Tal idea no tuvo acogida. Pues bien, ahora se introduce esa norma que no tiene buen ambiente en la academia ni el foro, como una medida de conmoción interior, junto con otras más relacionadas con los recursos de casación y apelación. ¿Es eso lo que perturba el orden público? Por supuesto que no, se trata de un abuso del Gobierno y de quienes se prestaron para ello.
Hay más arbitrariedades a nombre de la falsa conmoción. Según un comunicado de prensa —entre otras pésimamente redactado—, el Gobierno se propone “modificar el código de procedimiento civil que (sic) permita conjurar los efectos originados por el paro, que han agravado la congestión de los despachos judiciales”. ¿De modo que el causante de los supuestos problemas de orden público es un código catalogado como uno de los mejores del continente? No, lo que pretenden los asustadizos magistrados de la ultrajada judicatura es sacar por la vía de la conmoción interior una reforma de los códigos que no fueron capaces de llevar a buen puerto por los cauces democráticos. Parece no importarles poner en grave riesgo la democracia, con tal de conservar sus puestos.
Uribe se siente cómodo en conmoción interior, es propio de su talante dictatorial. Ya no habrá regreso posible. Menos cuando tampoco en la Corte Constitucional alcanzarán las voces sensatas para detener el atropello. Que tiemblen las marchas indígenas y las protestas estudiantiles.
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Adenda. Insólita la conversación telefónica del indelicado “Héroe de Invercolsa” —Fernando Londoño— con el detenido general Rito Alejo del Río, divulgada por ‘Noticias Uno’, en la que es evidente que planeaban desprestigiar en un programa radial a un cura que no les camina, y denunciarlo penalmente. ¡Qué asco! Y las autoridades ni pío.