Arrancó Petro con un gabinete que ha gustado y ofrece confianza, salvo un par de ministros que deben despejar las sombras que sobre ellos pesan.
El discurso de posesión fue razonable, aunque resulta evidente que Petro prefiere no rememorar su militancia guerrillera en el M-19, lo que no deja de ser paradójico en un mandatario que se inicia promoviendo la paz total. Si alguien tiene autoridad para convencer a los insurgentes de la inutilidad de la lucha armada es Petro. Más que el primer presidente de izquierda, él es el único amnistiado de un movimiento rebelde que llega al poder pacíficamente. El presidente prefirió que ese pasado...
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