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Notas de Buhardilla

El caso Zawadzky

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Ramiro Bejarano Guzmán
13 de julio de 2025 - 05:08 a. m.
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La conspiración del silencio amenaza con volver secreto el libro Historia de un crimen pasional. El Caso Zawadzky, escrito por Pablo Rodríguez, divulgado por el Colegio Mayor del Rosario. El texto vio la luz antes de la pandemia pero injustamente se quedó inédito, como pasa con los magníficos esfuerzos e investigaciones históricas de universidades públicas y privadas.

Este libro narra uno de los sucesos más recordados en el Valle del Cauca, cuando un prominente hombre de la comarca, Jorge Zawadzky (JZ), caleño de ascendencia polaca, director de Relator, único diario liberal de la región, asesinó a un joven médico pereirano, Alberto Mejía Marulanda (AMM), para cobrarle las supuestas aventuras amorosas que al parecer este último había sostenido clandestinamente con su esposa, la ibaguereña Clara Inés Suárez (CIS), célebre por guapa y talentosa.

Esa noche de 1933, a las 7 y 15 p. m., cuando JZ salía de un café en pleno centro de Cali, en el que estaba mediando entre una disputa de dos amigos, vio venir a AMM, y sin mediar palabra le disparó casi a quemarropa matándolo en el acto. En el juicio, tomó relevancia la versión de JZ de que cuando se encontró con AMM, miembro de una influyente familia, pues su hermano era gobernador del Departamento de Caldas, el galeno tuvo un gesto de sonrisa que su agresor interpretó como burla o provocación y eso desató su furia represada y los terribles sucesos que estremecieron no solo a Cali.

Todo este drama surgió porque unos parientes de JZ vieron estacionado enfrente a su casa el carro de AMM a altas horas de una noche cuando visitaba a CIS, mientras su marido estaba en Bogotá, atendiendo sus oficios como dirigente político liberal. Los imprudentes parientes de JZ, que al parecer tenían poca simpatía por la ibaguereña, interpretaron que a esas horas AMM no estaba en visita de médico, y lo llamaron a Bogotá a referirle lo que habían presenciado -que nunca se supo si vieron algo más que el carro-, y allí comenzó la desgracia. JZ no volvió a dormir, estaba atado a los consejos de su madre de no matar a AMM mientras ella viviera, lo cual cumplió, y debió padecer de la morbosa elite lo que hoy llamaríamos bullying mediático. JZ maduró por meses el propósito de enfrentar a AMM, porque desde que se sintió burlado y hasta el día del crimen anduvo armado.

Llegó a tal extremo la maldad que en un periódico burlón y crítico de la ciudad –El Gato– descaradamente se hacía alusión al “cabrón”, y aunque no lo refiere el autor del libro que comento, en ese medio se escribió una columna intitulada “Clarines Comenta”, cuyo título evocaba a Clara Inés y en la que se hacían insinuaciones infamantes contra ella y la supuesta cobardía de su esposo en horas en que el honor se defendía en duelos y a bala.

JZ fue capturado el mismo día del crimen y se inició el sonado juicio que recuerda este libro. Fue un debate judicial que no se había visto hasta entonces, porque por primera vez se hicieron valer dictámenes periciales de siquiatras para probar el desequilibrio emocional que debió soportar JZ desde el día en que le avisaron de las supuestas infidelidades de su esposa y en los dos años siguientes del infierno que vivió hasta la noche del 22 de agosto de 1933, cuando mató a AMM.

Los abogados penalistas que intervinieron fueron de lujo: Jorge Eliécer Gaitán, defensor de JZ, y José Antonio Montalvo, representante de la parte civil. Eran los días en que los penalistas no litigaban por teléfono ni detrás de las barandas y los discursos de cada quien fueron memorables, en especial el de Gaitán. JZ fue absuelto, entre otras cosas con el guiño del presidente Olaya Herrera, quien abogó públicamente por la exoneración de su ilustre copartidario.

Este no es un libro de chismes sino de una época si se quiere brutal que muestra las infamias contra las mujeres y la hipocresía machista. Detrás de todo lo que ocurrió estuvieron las lenguas viperinas de Cali, cuya insidia contribuyó a esta tragedia que todavía recuerdan los lugareños.

Zawadzky y Clara Inés rehicieron su vida conyugal, fueron diplomáticos en Méjico y vivieron juntos hasta que la muerte de JZ los separó. Pero esa será otra historia para recordar.

Adenda. Grave, peligroso e irresponsable que el presidente Petro cuestione, sin pruebas, la transparencia de las elecciones de 2026, por cuenta de sus odios personales contra Thomas Greg & Sons. ¡Soplan vientos de dictadura!

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