Tarde o temprano el ELN iba a reincidir en su estrategia de bombardear la fuerza pública para justificar su envejecida idea de ablandar al enemigo. Tantos abusos les permitió el Gobierno a los elenos que se atrevieron a desafiarlo con el demencial atentado en Arauca en el que cayeron asesinados jóvenes soldados. No le quedaba otra salida a Petro que declarar el cierre con “sangre” de este proceso de paz, así después le haya respondido con medias tintas a Antonio García: “Si el ELN no quiere romper el proceso de paz, dígalo”. Solo falta que el ELN conteste que sí quiere la paz y otra vez Petro con su combo sucumban a sus mentirosas...
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