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Hombre de palabra

Ramiro Bejarano Guzmán

15 de agosto de 2015 - 09:22 p. m.

En entrevista con Juan Gossain, Humberto De la Calle, a la pregunta sobre sus ambiciones políticas, contestó: “Quedé curado de política hace 20 años, cuando pasó lo que pasó y renuncié a la Vicepresidencia”. Cualquiera creería que descartó la candidatura, pero hay que tomar la cosa con beneficio de inventario.

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En efecto, muchos recordamos otro reportaje suyo en 1994 con Yamid Amat, en el que sostuvo que no sería fórmula vicepresidencial de nadie, y pidió que quedara grabada su promesa (https://www.dropbox.com/s/dtipkvvmwr6w11f/VTS_01_1.avi?dl=0). De la Calle fue vicepresidente hasta cuando renunció, pero solo al tener claro que el mandatario de turno no se iba a caer.

Nadie que sea negociador de paz en La Habana, bajo ninguna circunstancia, debería servirse de esa condición para ser candidato presidencial. Eso sería una trampa al proceso en La Habana y a la actividad política.

Son respetables las opiniones de quienes creen que De la Calle reúne los pergaminos para ser jefe de Estado, pero muchos aún esperamos alguna explicación suya del por qué de su intempestiva renuncia a la fugaz magistratura de la Corte Suprema de Justicia, cuando el fantasma de la extradición amenazaba la justicia. Legítimo haber tenido miedo en ese momento, por supuesto, pero son detalles no menores en un hombre público

La razón por la cual fueron escogidos los negociadores del Gobierno radica en que ninguno de ellos, antes de iniciarse este proceso de paz, estaba en la política. Por eso fueron designados. A De la Calle lo seguiremos apoyando mientras sea clave en La Habana, como lo hacemos inclusive con Sergio Jaramillo, pero otra cosa es si sucumbe a la tentación de convertirse en candidato presidencial.

Una cosa es que los negociadores de las Farc puedan hacer política luego de firmados los acuerdos en La Habana, y otra que alguno de los voceros del Gobierno haga lo mismo. Los insurgentes han puesto el pecho en la guerra y aspiran a hacer política sin que los asesinen como ocurrió con la UP. Los voceros del Gobierno, con excepción de los generales Mora y Naranjo, no han tenido responsabilidades operativas en el conflicto y abogan por la paz para que el resto de colombianos puedan continuar ejerciendo todas las actividades, entre otras la política. Ese tiene que ser su aporte, no el de usar la paz para conseguir lo que no estaban buscando antes de que se iniciara todo este rollo.

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Adenda. Sin desvirtuar el hecho de que su proyecto de ley, de ser aprobado, impediría a los actuales concesionarios del Canal Uno volver a licitar, la senadora uribista María del Rosario Guerra pretendió, sin éxito, responder mi columna anterior. En cambio, rindiéndole culto al talante de su grupo político, descalifica mi opinión “acusándome” de ser abogado de NTC, relación que jamás he negado y que es de público conocimiento, aunque nada tengo que ver con sus trámites o actividades como programadora ante la Agencia Nacional de Televisión ni ninguna otra autoridad. La senadora miente y además calla que el metadata del documento que contiene el esperpento del proyecto de ley con el que pretende ejecutar sus odios políticos y censurar medios incómodos, da cuenta de que fue redactado en un computador de LEICO CONSULTORES ASOCIADOS S.A.S, firma asesora en TV fundada por ella y Juan Gabriel Oviedo, su asesor programático en el Congreso (http://mariadelrosarioguerra.co/equipo/). Lo insólito es que en la página web de la compañía privada LEICO sigue apareciendo la foto de la senadora Guerra como figura promocional de esa empresa (http://leico-consultores.co/default.html). Ahora podrán agregar que LEICO, gracias a esta congresista, es una fábrica de proyectos de ley sobre políticas de televisión pública, precisamente el tema de sus asesorías particulares. Legislar para asesorar.

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Y resta por comentar cómo es que la senadora Guerra confiesa haber preparado este proyecto conjuntamente con su compañero de bancada, Everth Bustamante, quien ha sido bastante cercano, por decir lo menos, a Programar TV, en donde, además de ser punta de lanza del uribismo en proyectos de televisión, han trabajado sus dos hijos. Habrá para rato.

 

notasdebuhardilla@hotmail.com

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