Tan de malas Álvaro Uribe Vélez porque a tantos de sus cercanos les ha dado por delinquir a sus espaldas, creyendo favorecerlo, por lo que ciertamente ha padecido una larga cadena de ruidosos sucesos judiciales de los que, hasta ahora, aunque ha sufrido, también ha salido bien librado, no así sus leales y abnegados acompañantes. A ellos no los ha alumbrado la misma estrella de Uribe. Mientras sus allegados terminan condenados por ejecutar delitos que ellos suponen contribuyen a la causa de Uribe, este coincidencialmente resulta reelegido y ejerciendo el inmenso poder que ostenta desde que fue elegido gobernador en 1994.
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Un caso judicial memorable fue el de la “yidispolítica”, triste episodio que resume toda clase de “gestiones” para lograr la reelección de Uribe, entonces proscrita de la Constitución. Mientras su ministro Sabas Pretelt, otrora poderoso director de Fenalco, terminó condenado por la distribución de canonjías para que se aprobara la reelección presidencial, y además preso en una guarnición militar en Cartagena, Uribe ejercía su segundo mandato.
La mala suerte también rondó a Uribe en los tiempos de su gobierno de la seguridad democrática, porque al abogado Sergio González, contertulio del primo Mario Uribe, le dio por participar en el montaje de alias Tasmania, un delincuente que desde una prisión antioqueña de repente apareció acusando por escrito a varios magistrados que investigaban la parapolítica. Hubo señalamientos para muchos, pero solo el abogado fue condenado y encarcelado.
Pero la mala suerte de Uribe continuó. Su director del DAS, el “buen muchacho” Jorge Noguera también salpicó con sus vínculos paramilitares a su nominador, y de esas acusaciones el exmandatario no salió rasguñado ni siquiera por las revelaciones de Rafael García, el garganta profunda de aquella época. Hoy pernocta en la prisión solo Noguera y allí seguirá por muchos años más.
Y siguieron las desgracias para el gran caudillo del Ubérrimo, porque también su otra exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, estuvo implicada en las famosas chuzadas a magistrados, políticos, periodistas y en el complot de alias Tasmania. Tuvo que huir a Panamá en donde la acogió el presidente Martinelli, hoy también prófugo pero asilado en Bogotá. Finalmente, la “Coneja”, como cariñosamente la llaman, no pudo permanecer en el exilio dorado en Panamá y regresó a una penitenciaría colombiana en la que también purgó penas solita.
Faltó muy poco para que Uribe tuviera que dar explicaciones judiciales sobre el escándalo de Agro Ingreso Seguro que favoreció económicamente a muchos de sus aportantes a sus campañas, pero allí también terminó condenado y confinado únicamente “Uribito”, otro de sus ministros sacrificado.
En los últimos tiempos, la reiterada mala suerte de Uribe lo puso en la misma causa judicial por la que está condenado Diego Cadena y llamado a juicio su copartidario Álvaro Prada, quienes tuvieron la pésima idea de hacer gestiones cuestionables en beneficio de su jefe. Otra vez Uribe acosado judicialmente, ¡qué mala suerte! Pero parece que superó de nuevo ese trance, aunque sus compañeros Cadena y Prada seguirán respondiendo ante la justicia. Uribe no los desampara y es agradecido, así lo demostró esta semana cuando les deseó que ojalá terminen pronto sus padecimientos punitivos.
“¡Pobrecito Uribe!”, exclaman sus miles de seguidores. Su sino está marcado con la tragedia judicial, pues ahora otro togado antioqueño, en el marco de un proceso contra el exsubdirector del DAS de su gobierno, José Miguel Narváez, exasesor de Carlos Castaño, le ha compulsado copias para que se le investigue penalmente por la masacre del Aro y por los asesinatos de los abogados defensores de derechos humanos Jesús María Valle Jaramillo y Jorge Eduardo Umaña Mendoza. Este pleito apenas empieza y por el momento no se conoce que alguien cercano a Uribe esté compareciendo o esté detenido, pero seguramente ya aparecerá alguno que ponga la cara.
¿Cómo habrá hecho Uribe para rodearse de tantos personajes peligrosos desde hace tanto tiempo y en tan complejas circunstancias, y salir siempre ileso mientras sus compañeros terminan en fríos calabozos? Qué afortunado el expresidente que entre toda esa calaña que lo frecuenta ninguna consecuencia lo alcance. Debe ser que todas esas oraciones que pide a sus áulicos sí le han servido, para que la justicia no lo toque. Amén.
Adenda. Convocar una asamblea constituyente en el final de un cuatrienio accidentado, cuando el Gobierno está en la cumbre de su desprestigio, es peligroso y antidemocrático. Desperdició Petro tres años de su mandato.