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La doctrina

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Ramiro Bejarano Guzmán
11 de octubre de 2015 - 02:18 a. m.
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Ni en las peores épocas de la intransigencia laureanista conocimos posturas tan arbitrarias y peligrosas como las que expusieron esta semana los uribistas, tanto en un debate en el Congreso como en los medios de comunicación, a propósito de las sanciones impuestas a los empresarios del azúcar por el valiente superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo.

En el recinto del parlamento retumbó la voz airada de un uribista reclamando la prevalencia del derecho a la guerra sobre la paz y la vida. En términos prácticos, ese sacrilegio significa que el uribismo ha confesado que lo que sospechábamos todos no era invención: se trata de una organización política cuya ideología solamente se explica en función de que el Estado sostenga guerra permanente.

Es una lástima que el camaleón Roy Barreras hubiese desperdiciado la oportunidad de haber respondido con inteligencia semejante diatriba, fundada en la pura esencia del pensamiento del nacionalsocialismo de la Alemania de Hitler, y hubiese optado por llamar terroristas a esos insensatos, cuando le habría bastado calificarlos de lo que son: fascistas y enemigos de la civilización.

Da miedo pensar que ese grupo de personas incendiarias no sólo manejaron este país durante ocho años, sino que puedan regresar al poder para hacer del odio una razón de Estado como, al decir de Pedro Lanura (El hombre que amaba los perros), lo hizo Stalin en su tiempo. A Colombia no le puede caer de nuevo esa desgracia.

Y como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, el jefe del Centro Democrático ratificó el credo perverso de su colectividad, a raíz de las críticas a Robledo por sancionar a algunos azucareros. Sin el menor análisis de las pruebas recaudadas, sin tener en cuenta que el monto elevado de las multas lo define la ley y no el superintendente, y sin advertir que esta investigación no se inició por iniciativa del Gobierno sino por una queja formulada por otros empresarios, entre otros Coca-Cola, Nestlé y diez más, el irresponsable senador Uribe afirmó que así había empezado Chávez. La memoria es traicionera, porque Chávez y Uribe se iniciaron de la misma manera, ganando ambos abrumadoramente las elecciones e intentando perpetuarse en el poder, sólo que al primero lo detuvo el cáncer y al segundo una contundente sentencia de la Corte Constitucional que sepultó sus ansias de reelegirse atropellando las instituciones.

En honor a la verdad, Uribe no se quedó solo, pues otras voces oportunistas se sumaron a la gavilla que pretende aniquilar al berraco superintendente Robledo, entre otros los sumisos parlamentarios de la región Pacífica, a cuya cabeza está —quién lo creyera— el presidente del Senado, Luis Fernando Velasco. Por ejemplo, el candidato conservador uribista a la Gobernación del Valle del Cauca, Cristian Garcés, acuñó la versión de que las sanciones son una represalia política porque los azucareros no votaron por Santos en la reelección; según él nunca debió imponérseles sanción porque esos encopetados industriales generan empleo. Qué curioso hablar de una persecución política de la que los defiende Gestor Humberto Martínez, el exministro de la Presidencia en este Gobierno. Se necesita ser más que cipayo del momierío caleño para sostener semejante disparate, que concede patente de corso a los ricos para violar a su conveniencia la ley.

De salir airosa la inmoral tesis habría que, por ejemplo, permitirles a los bandidos de todas las pelambres que siguieran explotando sus negocios violentos y sangrientos, sin que nada pueda afectarlos mientras inviertan en el empleo de una región. Recordemos que los Rodríguez Orejuela fueron los reyezuelos en su tiempo y en su comarca, donde eran respetados como grandes y honorables señores, a pesar de que todo el mundo sabía lo que hacían. ¡Ah, poderoso caballero es Don Dinero!

Adenda Nº 1. Bien por la sentencia de la Corte Suprema que por fin condenó patrimonialmente a la Iglesia católica por pederastia. ¿Acatarán el ejemplo del papa de pedir perdón?

Adenda Nº 2. ¿Quién responde por el desastre del Hospital Universitario del Valle? ¿Qué dirán la cuestionada Dilian y el indoctrinario y diletante Angelino?

 

notasdebuhardilla@hotmail.com

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