Si los enfrentamientos del presidente con la canciller, a propósito de la elección accidentada de Noboa en el Ecuador, y de esta con Armando Benedetti se hubieren presentado siendo Petro opositor, les habría exigido la renuncia, pero esta vez todo esto le parecerá una persecución y un golpe de Estado, como del que irresponsablemente acusó en su red X al Consejo de Estado.
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Lo que es irrefutable es que, desde agosto de 2023, durante la Fiscalía corrupta de Barbosa & Jaimes, se recibió una denuncia de Laura Sarabia poniendo en conocimiento los hechos que ahora salen a la luz pública, en los que quedan muy mal parados y con un pie en la cárcel Barbosa, Jaimes, Benedetti, y el mismo Petro. Aunque Laura todavía no ha untado a su jefe en este entramado de arreglos en la Fiscalía, lo cierto es que de todo esto tuvo que haber estado enterado el primer mandatario y no hizo absolutamente nada distinto a proteger a quien hoy es su ministro del Interior, como lo sigue haciendo sin pudor.
Laura Sarabia —muy bien asesorada, por cierto— no solo denunció penalmente, sino que por esas mismas calendas dejó constancia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre los riesgos que estaba corriendo al denunciar hechos gravísimos que comprometían a la cúpula de una Fiscalía perseguidora y tramposa. Mejor dicho, la Sarabia dejó avisadas a todas las autoridades, nacionales y extranjeras, de que había cumplido con su deber legal como funcionaria de denunciar hechos punibles.
El exfiscal Barbosa salió a los medios a negar haberse reunido con Armando Benedetti, cosa poco creíble en quien era y sigue siendo experto en lagartearle a los personajes de la vida política, a muchos de los cuales ha servido obsecuentemente como De la Calle, Leyva, Vargas Lleras, Uribe y Duque, entre otros. Pero lo que no puede negar Barbosa hoy es que resultó veraz la admonición de Benedetti —contenida en el audio divulgado por Blu Radio— según la cual él se consideraba muy bien “rankeado” en esa institución, tanto que se ofreció para tramitar toda clase de favores con el “número uno” y con el impresentable Gabriel Ramón Jaimes Durán. Los buenos oficios parece que habrían alcanzado para que coincidencialmente Jaimes exigiera a la controvertida magistrada uribista Cristina Lombana que remitiera a la Fiscalía la investigación que se adelantaba contra Benedetti en la Corte, lo cual hizo y allá tampoco nada pasó.
En efecto, Benedetti le prometió a Sarabia que no pasaría nada en su contra en la Fiscalía y que podrían nombrarlo en cualquier cargo y eso ocurrió tal cual. Benedetti no fue llamado a la Fiscalía y pudo posesionarse primero como embajador en Venezuela, más tarde como delegado de Colombia en la FAO y ahora como ministro del Interior. Aun suponiendo que Barbosa no conozca al ministro del Interior, lo que quedó de todo esto es que a Benedetti nada le pasó en esa Fiscalía siniestra y malvada que el fiscal y su mano derecha, Jaimes Durán, condujeron para perseguir o favorecer.
Al escribir esta columna no se conoce declaración alguna de Petro explicando si fue o no enterado por Laura Sarabia de que, en agosto de 2023, había denunciado estos graves sucesos en la Fiscalía y dejado constancia en la CIDH. Es probable que guarde silencio en los días santos para preparar una respuesta pensada de por qué suceden estas cosas en sus narices y, en especial, si en esta ocasión prescindirá de los ministros del Interior y Relaciones Exteriores, los dos más altos funcionarios de todo gabinete ministerial, quienes, por primera vez en la historia, han terminado agarrados de las mechas. Benedetti prefirió no pronunciarse sobre lo que dijo “su exsecretaria”, pero no negó nada. El que calla otorga.
Veremos si, después de todo este ruidoso suceso, la Corte Suprema de Justicia se atreve a seleccionar como uno de sus candidatos a magistrado de la Corte Constitucional al sinvergüenza de Gabriel Ramón Jaimes Durán quien, entre otras cosas, sigue vinculado a la Fiscalía, gracias a que es funcionario de carrera. Pero la fiscal Camargo sabe por dónde va el agua al molino.
Adenda No 1. María Cristina Cuellar, la abogada vallecaucana que desde la apacible Calima promovió la tutela que ha prohibido a Petro transmitir sus consejos ministeriales, debe de estar muy contenta. No solo ella.
Adenda No 2. Difícil creerle a Lehder que celebró con Pablo Escobar el magnicidio de Rodrigo Lara aunque no participó en ese crimen; pero más difícil e indigno ver que las autoridades ni siquiera han vinculado al excapo a esa investigación.