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La violencia del procurador

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Ramiro Bejarano Guzmán
28 de mayo de 2016 - 02:49 a. m.
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Fastidia ver y oír a Alejandro Ordóñez en su furioso empeño de contribuir al desprestigio de Juan Manuel Santos y del proceso de paz.

Ahora a este procurador prevaricador, se le ocurre que el gobierno de Santos se parece a una dictadura caribe. Eso sí, no fue capaz de precisar cuál es el detalle o el suceso que en su incendiada opinión, se parecen el régimen actual y cualquiera de las tiranías del Caribe.

¿Será, acaso, que Colombia hoy es un reflejo de la Nicaragua de Somoza, o el Panamá de Noriega, o la República Dominicana de Trujillo, o la Cuba de los Castro? Se necesita ser irresponsable, o ignorante o muy mala persona, o las tres cosas, para tejer semejante símil tan insultante como mentiroso. Acudir al argumento deleznable y grotesco de que estamos viviendo en una dictadura, más que una infamia es una incitación a la violencia. Como lo es también aprovecharse del reprochable secuestro de Salud Hernández para hacerle oposición al Gobierno que debe vigilar y controlar, en vez de tumbarlo como lo pretende, cuando nunca antes en sus siete años y medio de nefasta Procuraduría ha exigido al presidente que haga claridad sobre el secuestro de nadie. Y es también un disparate que el principal sinvergüenza de la nación sostenga que Santos y Jaramillo perdieron la vergüenza solo porque no comparten su caverna ideológica.

Que Ordóñez está en campaña política para ser nominado como candidato presidencial del conservatismo, de ello no hay duda. Ese es un hecho notorio que en la única parte donde no lo han registrado es en el Consejo de Estado, el juez natural disciplinario de este procurador. Por eso hace lo que hace y además con recursos públicos.

Ordóñez viaja todas las semanas y esos viajes no los paga él, ni su partido, sino todos los colombianos. Con la excusa de visitar las Procuradurías seccionales, entregadas a gamonales regionales, el jefe del Ministerio Público recorre toda la geografía nacional para propiciar encuentros que él obviamente torna en concentraciones partidistas replicadas en los medios nacionales.

Desde esta tribuna, en ejercicio del derecho de petición como ciudadano, exijo al jefe del Ministerio Público que revele cuántos viajes ha hecho desde el 7 de agosto de 2015 hasta hoy, a cuáles ciudades, cuánto le han costado a la Procuraduría sus desplazamientos dentro y fuera del país, con quiénes se ha trasladado a los distintos lugares, si ha recibido o no viáticos, a cuánto ascienden estos. O que revele si es que todavía sigue desplazándose en los aviones de la Policía, gracias a un contrato que por supuesto también se financia con recursos oficiales.

Esos son los daticos que, por ejemplo, el Consejo de Estado debería haber investigado hace tiempo, ya que parece no darse por enterado de que su disciplinado principal está entregado a la más alevosa campaña política utilizando recursos del erario, lo que en el lenguaje de los penalistas tipifica el delito de peculado.

Mientras Santos está casado con la paz, Ordóñez lo está con la violencia. Su actitud es muy similar a la que asumió en los años 40 el líder conservador, representante por Boyacá, Carlos del Castillo Isaza, cuando mató a bala en el Congreso a su paisano Gustavo Jiménez, también parlamentario. En medio de esa balacera también resultó herido el patricio liberal Jorge Soto del Corral, quien unos días después murió a causa de este temible episodio que marcó el inicio de la violencia partidista. Así comenzó esa guerra política, que es la misma que este procurador altanero, ignorante, malintencionado e irresponsable, quiere revivir “a sangre y fuego”.

Y todo parece indicar que esta cruzada no cesará, porque nadie en el Consejo de Estado ni en el Congreso parece estar dispuesto a que se inicie una investigación contra este peligroso procurador, o que al menos se le cite a un debate de control político. Esa es y seguirá siendo la impunidad victoriosa del procurador.

Adenda. Motivo vacaciones esta columna volverá el próximo 19 de junio.

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

 

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